(Papá) no se olvide hacer el almuerzo, y prepare ensalada y la hace asi y asa, y no le vaya a hechar tal cosa que sabe que no me gusta, y prepare suficiente que hoy vengo con fulano a almorzar, venimos, comemos y nos vamos, asi que tenga el almuerzo temprano, tenga $3000 (2 dólares) y estas monedas y ojala le alcance, ah y me lava esa ropa que esta ahí que eso no se demora nada y le recoge el popo al perro, no se le olvide ir al banco a pagar el recibo, acuerdese que hoy cierran a las 12:00. Si señor.
(Hermano) mire si me llama tal persona, dígale que estoy en tal lado, no vaya a usar el computador porque lo estoy formateando, y si viene Jairo le entrega este CD.
(Hermana menor) Alejandra si puede ahorita que me vaya a llevar el almuerzo, me lleva otro esfero que el otro ya se me acabo? Chao.
Y bien despues de que todo el mundo se habia marchado, me tomaba unos 15 minutos para desayunar y empezaba a hacer todo lo que tenia que hacer. Arreglar casa, cocina, preparar almuerzo, llevar almuerzos, estar pendiente del teléfono etc. etc.
Siempre me ha gustado mucho leer y escribir diferentes relatos, pero cuando mi día concluía, no tenía ganas de nada. Sentia que se me iba la vida, que envejecia aun más rápido que mis padres. Nunca salia a ningún lado, tenía pocos amigos, los cuales veía muy esporádicamente. Mis días transcurrian en medio de cuatro paredes, me sentia como una hermitaña. Tanto encierro habia empezado a crear amargura en mi y yo ni me daba cuenta. Mantenia sola, aburrida, de mal genio, me sentia... tan terriblemente sola y triste.
Así transcurrieron días, semanas y meses, hasta que un día en mi peor ataque de rabia, me peleé con todo el mundo, salí dando un buen azoton a la puerta de mi casa muy temprano en la mañana, vague por las calles, caminé por horas, impidiendo que lágrimas rodaran por mi rostro, no sabía que hacer.
Cont. |