Sin duda es extraño que en esta época del año se colaran algunas gotas de lluvia de las nubes oscuras del cielo distante e inmenso. Hace tiempo que el frío debió queda atrás, pero todo sigue gris hace bastantes meses, mas de lo presupuestado. El contraste que se produce con las formas hace que todo se vea oscuro y triste. Hay un fuerte viento que mueve las copas de los grandes árboles de esta pequeña calle. Desde mi lugar miro al exterior y veo tu ventana; la luz esta encendida.
Aun no esta totalmente oscuro, la noche no ha caído del todo en esta ciudad; tal vez por eso mantienes las cortinas abiertas.
Escucho a lo lejos la musica de un viejo cantante que es sistema y la moda de lo retro han tratado de resucitar sin pleno éxito, pero que en el inconciente colectivo de muchos como yo, nos evoca interminables tardes de infancia, al lado de la tele y la estufa a parafina.
Vuelvo a mirar tu ventana y percibo que la noche esta penetrando con mas fuerza a cada instante.
En los árboles cercanos distingo algunas gota de lluvia. Creo que en los próximos minutos esta se hará más y más intensa, empapándolo todo.
El estilo clásico y la forma redonda del marco de tu ventana cautiva mi interés, no tan solo por su belleza, sino también por el trasfondo.
Pierdo la noción del tiempo en este ejercicio de observación.
Al cabo de unos minutos, que perfectamente podrían haber sido horas, noto que las luces de la calle húmeda y solitaria han comenzado a alumbrarlo todo en forma tímida y pausada. Esto hace que las gotas de lluvia brillen en extremo y las perciba como cristales transparentes posadas sobre las copas de los árboles a esta hora oscuros en su totalidad.
Vuelvo a mirar tu ventana, la luz sigue encendida; puedo observar a través de ella el cuadro que pintaste el verano recién pasado, en tu paseo familiar al lago. Al verlo casi puedo sentir el sol pegando tibio en mi cabeza. Por un instante logro transportarme a ese paisaje y respiro profundo producto de la brisa de aquel lago infinito y azul.
Siempre me fascino tu faceta creadora, es una lastima que yo no posea las misma habilidades, así tendríamos un punto en común que compartir.
Supongo que también te gustan las flores, lo noto por las muchos maseteros que esparces de forma ordena sobre el borde de tu ventana; por eso también se que tus flores preferidas son los tulipanes.
En más de alguna ocasión he visto tu silueta reflejada en la blanca muralla de tu dormitorio, por eso se que prefieres llevar tu pelo tomado en una larga cola que cuelga por tu espalda.
Pasa un auto a gran velocidad por la pequeña calle que nos separa y en cosa de segundos vuelvo al presente... al ahora, al sillón, a la musica antigua, los árboles oscuros, la noche, las gotas luminosas.... tu ventana.
Trato infructuosamente de recordar tu rostro, pero me es imposible, los años y esta maldita enfermedad han hecho estragos en mi memoria y no logro evocar tu rostro, solo recuerdos del día que te vi por primera vez en la ventana, aquella ventana frente a la casa de mis padres, en ese antiguo barrio del centro de la ciudad.
Salgo de mi letargo y busco desesperadamente alguna foto tuya para ver una vez más tu rostro, pero me doy cuenta que ya no poseo ninguna. Solo conservo el recuerdo de aquella ventana de formas redondas donde tu silueta sigue impregnada fresca, en mi frágil y antigua memoria. |