-En la antesala de la muerte, el hombre supo que pronto sería parte del misterio. Luego, entró en un estado de inconsciencia y se sintió succionado por un profundo agujero negro, viajando a tal velocidad que pronto perdió toda noción de movimiento. Poco después, se dibujó en la negrura un puntito de luz que comenzó a agrandarse paulatinamente hasta transformarse en una especie de puerta demasiado luminosa. Entonces escuchó una voz muy suave que le susurró al oído:
-Ahora conocerás a Dios. Y cuando, encandilado, se frotó sus ojos para ver mejor, un grito de espanto, visceral, inusitado y desgarrador, escapó de su garganta…