La clásica silueta roja sobrevolaba los tejados entre risas y campanadas bajo el encanto de sus renos. Hasta que la desazón opacó sus ojos, al hallarse frente a esa perspicaz incredulidad de un niño... Ana Cecilia. ©
Texto agregado el 23-12-2003, y leído por 547 visitantes. (7 votos)