De golpe y con orgullo
Siento tu voz en un telar,
Tejiendo vocablos inmundos y de mundo,
Que vuelan por el aire
Rasgando mi piel arrugada por mentiras
Y manchada con sangre sucia de desagüe.

La silueta mostraba el esplendor
De tus culposos y arrogantes dedos,
Que sólo servían para desojar el fulgor del sol.
¿Sabes lo extraño de mirarte
y a la vez retorcerse en la dulzura del silencio?
No creas que han muerto,
Aún viven en mi mente,
Pero se esconden cuando es necesario.

No, claro que no,
Si tú eres como la lluvia
Fugaz y destructiva sin embargo das vida…
Necesito olvidar no comer de tu carne,
No oler tus esencias, no degustar tu miel,
Y el saciarme con el fuego húmedo que envuelve tu alma,
Vigorosa de nuevas vidas y nuevas muertes.