Todas las noches, la negra Clara, con sus grandes nalgas y sus tetas hinchadas, entra en el prostíbulo de la 42. Perfumada con colonias finas, las más caras del mercado.
La negra Clara, entra presurosa, no le gusta llegar tarde.
Desde el banquito en que nos sentamos con las comadres y las vecinas a tejer crochet, la vemos, todas las noches la muy puta, en vez de quedarse a cuidar a sus hijos y hacerles la comida, ayudarlos en las tareas. Claro, por eso la dejó el marido, la muy zorra, !!negra puta!!.
Mis amigas y yo somos señoras de su casa, siempre atentas a nuestros maridos, siempre cuidando a los niños y ayudando en la tarea para que sean los mejores alumnos del salón.
Clara, la puta, la negra cochina, no es así, como nosotras.....

En la mente de Clara......

!Ay Dio!, ya voy a llegá talde! a lavá esa sábana cochina y esa toalla hedionda...!ay Dió, cuánto tlabajo!, pol suelte, lo niño ya tan dormío, mañana a la ecuela y ya.
Pol suelte de mi Dió, me acancé a bañá! con jabón de rosa nomá!, barato nomá! del mercao!
Ay Dio!, cuanto tlabajo, gracia a Dió!! lava que lava!!
Ahola que llego le doy a mi niño de mamá y a dolmí otra vé!
Ay mi Dió, glacia por el tlabajo de lavá y po mi niño bueno! Ay mi Dió, mi papá Dió, cuida al José en el cielo, dile que tamo bien, lo niño y yo.