Mí querida Sandra:


Sé que de pronto, pronunciar tu nombre es muy difícil para mí. Te quiero, te extraño y todos los días te recuerdo en cualquier lugar.


Desde que te conocí, pensaba en algo diferente a una amistad, pero no podía saber que era lo que me daba miedo, ansiedad. Ahora, un poco más viejo, te veo como alguien que me hace desear estar a tu lado; besarte, acariciarte y tenerte en mis brazos, besándote y esperando tu risa tan delicada y frágil; yo nunca hubiera esperado de la vida que algún día pudiera fijarme en ti. Recuerdo tu faz, tu cuerpo y mi corazón arde de emoción y de placer. No puedo sino pensar cuándo comencé a fijarme en ti. Pensé en conquistar a tu hija, pero me parecía una canallada, tu me diste una pista, pero desde que te conocí, Sandrita, siento algo especial que ahora puedo llamar amor. Saber que estabas comprometida, me llevó a negarme a mí mismo tu nombre, tu risa, pensé que nunca serías para mí.

Hoy las cosas han cambiado y veo en ti a una mujer, que me inspira suspiros y emociones grandes. Creo francamente en el amor y si alguna vez tuve cariños, cuidados y emociones, el tiempo ha cambiado los personajes y de repente, te encuentro a ti, una mujer hecha para la pasión y el amor de un hombre que como y, llora y gime al saber que algún día podrás ser mía.

Mi alma se engrandece y lucha por retenerte, por cada llamado, cada palabra que te digo es sincera, tímidamente pronuncio tu nombre y te llamo insistentemente. Te amo Sandra, te quiero y soy muy feliz si algún día te llegara a tu alma. No puedo seguir rogándote. Mi cariño es fuerte y desde que como cómplices de un delito, los dos quedamos atados, te amo y pienso en ti como mujer. Recuerdo tus líneas y en esos momentos sensibles de pasión, me enloquezco de placer y te amo.

Soy el amante idealista, de una mujer bella que robó el corazón y que hace que mi alma se tuerza de dolor, así soy feliz y cuando te recuerdo, cuando presiento que estaremos alguna vez juntos… no puedo más y al final te recuerdo con mucho amor, te deseo toda la noche y te pienso en el día, con cada cosa o detalle que me hace recordarte.

Estoy maniatado por los lazos del amor y recuerdo tu mirada y tu risa a toda hora, risa de mis pecados íntimos. Me imagino el instante en que estaremos y me atropello de pasión. Después, solo… alejado de todo, pronuncio tu nombre y te sigo amando. Quisiera estar a tu lado, poseerte y dejar que la pasión estalle como un fuego que me deja inválido de mis sentidos, pero que se llama amor, cariño y comprensión. Nunca pensé que llegaría el día que me atreviera a escribirte estas líneas, te amo Sandra y te aprecio de veras.