Pampita es alegre, tierna y juguetona, le encanta correr, tal vez sea porque se ha criado libre entre pampas y matorrales. Cada vez que llego al campo parto a verla, pese a que en ocasiones pasan meses en que no nos hemos visto ella siempre me recibe con cariño.

He sentido su dolor y la he ayudado en los momentos de aflicción, porque así somos las amigas, nos acompañamos ante la dificultad. Ella me escucha y se deja querer porque nunca he dejado de tratarla cuán si fuera una niña.

Pocas veces se lo dije pero la quiero, la quiero mucho, a menudo pregunto por ella e intento siempre protegerla, sin embargo, hoy le fallé.

Hoy Pampita inició su viaje a la eternidad y junto a ella su potrillo con 6 meses de gestación, era la primera vez que disfrutaba de ese regalo de dios llamado maternidad.


Ella se fue y parte de mí también.