Cuando el saco de la señora muerte
Caiga como avalancha de nieve
Inevitable y fría
Sin mideo ya
Sola, con mi cuertpo, sola
Cuando los olores
A dulce y a podrido
Ya no sienta, no me importen
Y sólo pueda sentir
Como el único temor
Ese olor de químicos, de farmacia,
Ese horrible olor que debe ser
El de la muerte.

Cuando no me queden más suspiros,
No me sobre aire
No desee ni siquiera aspirarlo
Y deje secar mi boca
Como sello
De una desesperanza.

Cuando ya nada escuche,
Ni los gritos, ni los llantos,
Porque no los habrá.
La farsa se habrá derrumbado.

Cuando quede de mí
Sólo lo que desean
Sólo restos
Ni siquiera un recuerdo

Cuando de color blanco
Se cubra todo, o nada
Y el fuego me cubra,
Cobija de llamas
Llanto rojo de mi soledad perdida.

El telón se cerrará tras una venia
Y mientras todos esperan
La próxima función
El teatro de mi vida arderá
Y abrasado por el fuego
Será reemplazado
Por el castillo de mi muerte.
Tendrán que buscar
Una comedia que dure.