Nos miramos
dos fugaces estrellas caen estrelladas,
no hay tiempo que perder
el amanecer trae ángeles prohibidos.

Miro tu mirada
intensa
dos historias desmanteladas,
reflejadas de paso en paso
contando cada minuto.

Entrelazadas nuestras pupilas
en silencio
irrumpe la travesía del placer
sobre un horizonte blanco.

Nuestras bocas se buscan
y se abren como puertas sobre el olvido,
la humedad desborda las paredes
y llora la incansable memoria.

Las dimensiones se vuelcan horizontales
murmurando gestos extraviados,
el cielo abandona el azul
para mezclarse sobre tus planicies interrumpidas.

La belleza como las sirenas
canta y descansa sobre tus montes,
y tus quejidos huérfanos
se silencian entre mis palmas.

Los colores caen como remolinos de papel.

Las mariposas como satélites giran sin cesar.

Las ansias corren como lágrimas sobre tus muslos,
mientras tú
aprietas los pétalos del viento.

Tu vida
corre... corre
sangrante sobre mi espalda,
marcando las orillas del alba
para fundar nuestro amanecer
sobre nuevos horizontes.