Soneto para el único ser hermoso que conozco….. La mujer.
Tan lubrica como una mañana de invierno,
Tan rozagante como habitante del báltico,
Eva de ébano, extranjera, llegas del averno,
Te confundo con un ángel, tienes ya el vestido blanco.
Compañera mía que duermes durante mi insomnio,
No es de importancia para hoy el crepuscular rocío,
Ni mucho menos la orquídea que crece muy quedo,
Sin nombrar la monótona lluvia que cae a copos pocos.
Lo anterior, no tiene valor comparable, ni a uno solo de tus ojos,
Ni con las siete maravillas del mundo,
Y mucho menos con el anillo de Sigmundo,
Sin ti mujer, la orquídea seria tan solo un parasito,
Y esta canción entonces, no sería un pretexto,
Para recordarte Eva, que a tu falta muero.
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