Ópera prima ®
El aprendiz de escritor culminó su ópera prima, con la que, estaba seguro, alcanzaría el reconocimiento de la crítica e, incluso, de los lectores.
La releyó tantas veces que no le cabían dudas: la imprimió desde su computador y metió las noventa y tres hojas en un sobre de manila en el que se leía:
“Señores
Primer Concurso Nacional de Novela
Dirección tal
Capital de la República”.
Aguardó. Con impaciencia, pero aguardó.
Nada.
Seguía convencido de las innovaciones estructurales y formales, que ubicaban su novela en la vanguardia literaria. De modo que imprimió otra copia y la guardó en un sobre que conservó encima de su escritorio once meses, al cabo de los cuales lo envió al Segundo Concurso Nacional de Novela.
Nada, de nuevo.
Persistió, otras trece ocasiones, confiando en que los jurados detectaran la validez de su obra. Pero lo que detectó uno de los integrantes de la terna, quien había formado parte del jurado de la primera edición del concurso, fue un supuesto plagio, pues estaba seguro de haber leído esa novela antes, por lo que la descalificó e hizo pública denuncia, en constancia ética de que los currinches* deben ser originales.
Javier Correa Correa
Chía, 5 de octubre de 1999
* Currinche: aprendiz de escritor |