En un hombre sano hay entre 5 y 7 litros de sangre, una onceava parte de su peso. El 45% del volumen de su sangre son células, glóbulos rojos (la mayoría), glóbulos blancos y plaquetas. Un fluido claro y amarillento, llamado plasma, constituye el resto de la sangre. El plasma, del cual el 95% es agua, contiene también nutrientes como glucosa, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y los aminoácidos necesarios para la síntesis de proteínas. El nivel de sal en el plasma es semejante al nivel de sal en el agua de mar. Tiene un olor característico y un sabor inequívoco. En definitiva, una exquisitez para el gourmet. Te hablo de la sangre, porque a mi pesar, se ha convertido en la mayor de mis obsesiones. Pero principalmente te hablo de ella porque es el centro de la historia que en breve voy ha relatarte. Antes de comenzar, déjame hacerte una pregunta; ¿Cómo prefieres que te sirvan la bebida, en baso o en copa?
¿En baso o en copa?
Ya hace muchos siglos que no se como son los días en el mundo. No recuerdo como es el azul del cielo ni lo agradable que era sentir los rayos de sol en la piel. Vivo con la nostalgia de aquellos amaneceres junto a la bahía Alum y los atardeceres en el canal de Solent. Y no hay día que pase sin exhumar el reflejo de la luz en el mar. Todo eso lo cambié por una noche eterna, no privada de belleza, pero eterna. ¿Sabes tú lo que es eso? ¿Sabes lo que es ver morir a tus seres amados? ¿Sabes lo que es vivir, por decirlo de alguna forma, bajo la maldición de la sangre? No, no lo sabes. Ni yo misma me lo podía imaginar la noche de mi abrazo. Desde ese momento y hasta el día de hoy la sucesión de orgías sangrientas ha sido mi razón de ser. Yo prevengo de un noble linaje, los condes de Wessex. En parte, ellos también son culpables de mi maldición. Pero dejemos este relato para centrarnos en el que quiero contarte hoy, las noches en Sherborne.
Sherborne es una pequeña ciudad con una importante historia como centro religioso; tuvo una abadía, con bellos techos abovedados y una impresionate campana cedida por el cardenal Wolsey. Fue obispado a partir del siglo VIII; aunque éste se trasladó a la antigua Sarum en 1075. La ciudad alberga también las ruinas de dos castillos, uno del siglo XI y otro del siglo XVI, construido en parte por sir Walter Raleigh. Actualmente, es un centro turístico y la sede de la Escuela de Sherborne. Mi estancia en Sherborne, aunque breve, ha sido una de las más agradables de mi no-vida. Me trasladé allí en 1264, unos asuntos me requerían. Y allí me quedé hasta el 5 de agosto de 1265, cuando partí ha Francia junto con mi compañera Safir. Durante ese tiempo viví con ella en su mansión. Mi amiga Safir, más conocida en la ciudad como la Señora Susi, era poseedora de muchas tierras y una basta riqueza heredada de sus antepasados. Ya nos conocíamos desde hace muchos años, se podría decir que es mi hermana de sangre porque ella es el chiquillo de mi señor y más o menos fuimos abrazadas al mismo tiempo. Safir siempre fue una mujer muy bella. De piel lechosa tiznada con pecas y de un ondulante pelo rojizo. Piernas largas y pecho abundante sin duda la preferida de muchos y envidiada de otras. En su mansión de Sherborne disponía de muchos lujos así como la inestimable ayuda de numerosos criados que nos servían cuanto deseabamos a la par que encubrían las cruentas atrocidades que se sucedían noche tras noche en la mansión. Mónique, mi hermosa asistente de cámara, se deslizaba todos los atardeceres por mis aposentos. Arreglaba todo el desorden que pudiera haber, despedía o bien se deshacía de quien pudiera yacer en mi lecho y cuando el último rayo rojizo se escurría débil entre los tupidos cortinajes, me despertaba. Siempre era agradable despertar y encontrarme cara a cara con ella...
-Mademoiselle Tatiane ha llegado a la mansión madame. La señora Susi me ha encargado anunciarle que esta noche se celebrara una petite fête de bienvenida, en ella asistirán los cargos más importantes del pueblo. Me he tomado la libertad de comprarle algo para la ocasión -dijo señalando unos paquetes que se encontraban junto al tocador -Confio que todo sea de su gusto. -Y dicho esto, hizo una gran reverencia y se fue. ¿Pero como? ¿Ya estaba esa pobre desgraciada aquí? Me apresuré a vestirme. No bien me havia levantado de la cama picaron a la puerta.
-¿Cuey, estas visible? -Y unas risitas de fondo, muy típicas de Susi.
-¡Si, pasa rápido! ¿Cómo que ya ha llegado?
-¡Querida, yo estoy tan disgustada como tu! Suponía que llegaría a mediados de diciembre. ¡Pero en pleno abril! Eso es mucho antes de lo que yo hubiera previsto.
-¡¿Pero como es que se ha presentado así, sin anunciar?!
-Ahy mi niña... Según se rumorea dentro de poco habrá un levantamiento contra Enrique III, nada grave espero, cosas de los Brujah. Pero Lauy no quiere que nada falle. Ya sabes como es él... ¡Hay, tienes que verla! ¡Es divine! -Dijo llevandose la mano al pecho y poniendo especial enfasis en las vocales. -Blanca como la cal y con el pelo ondulado y rubio, sin duda Laury tiene un gusto exquisito.
-Sí, sobretodo cuando se trata de riquezas y poder. Pero eso es lo de menos. No olvides, amada amiga, que este momento es muy importante para nosotras. Dentro de muy poco seremos consideradas Ancillae.
-Casi no puedo creerlo, ya hace tanto... -De repente fue como si aquellos cien años nos cayeran encima como una losa. Susi parecía haber envejecido de golpe y se me quedo mirando un rato intentando comprender algo que jamás llegaríamos a entender.
-Vamos, vamos, no hay tiempo para caer en la melancolía. Debemos prepararnos para la cena de esta noche.
-¡Cierto! Será una noche muy divertida... ¡Sin duda! -Me dijo ya con la expresión picara de siempre. Y salió apresuradamente de mi cuarto.
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