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Inicio / Cuenteros Locales / ladyvoncarstein / Reflexión del día triste.

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Supongo que hoy es uno de esos días en que debería estar tranquila, o desanimada, como cualquier domingo. He pasado un buen rato observando la lluvia. He pasado un buen rato viendo como cada gota no era suficiente para calmar la ansiedad que no dejaba respirar con tranquilidad a mis pulmones. Los ventanales están rociados por las gotitas de agua condensadas en los cristales de doble filo, que dan visión a las rejas de un verde pantano, y a una triste terraza, mojada, encharcada, como encharcaba la sangre mis brazos. Los árboles, raquíticos y esqueléticos parecen llorar, pues a cada trueno, cae una hoja marrón, seca, como las lágrimas en mi rostro. Olor a mojado. Olor a tierra empapada por el llanto de los ángeles. Los gusanos se han de estar revolviendo en sus inmundas madrigueras de vísceras y hueso calcáreo. Una visión perversa, perfecta, de un día gris. ¿Nunca habéis observado cómo se carboniza la madera cuando se quema? ¿Nunca habéis mirado fijamente el humo de un cigarrillo o la belleza de unos labios carbonizando su interior? No, la mayoría de las personas no lo hace. Porque no aprecian cada segundo. Aunque sientan alegría, siguen pensando en ellos mismos. Y cuando sienten soledad creen que el mundo se vuelve contra ellos, cuando en realidad no están solos. Pero los que nos sentimos solos, sonreímos. Porque hasta la soledad tiene belleza. Hasta el egoísmo tiene belleza. La belleza. ¿Qué es mínimamente algo bello? El brillo de la alegría en unos ojos que han lloradopor la tristeza. Un corazón palpitante de emoción. Unos labios diciendo cualquier cosa. Un sitio caótico. El canto de una niña desamparada. ¿Y qué es triste? El mundo, y sus enfermedades creadas a fuego y leña. Es triste sucumbir ante la realidad. Es triste ver un color apagado sin vida. Triste, como los domingos. Como el llanto de un niño. Como el resurgir de una primavera triste después de un invierno alegre. Y no podemos hacer nada. Nada por aliviar la acidez que crece en la garganta cuando no se puede llorar, y se desea. No puedo hacer nada por parar mis manos cuando ya están temblando. Actuando por sí solas. Es inútil observar amuletos. Los amuletos no sirven de nada. Los mejores amuletos, son las personas que amas. Aunque los defraudes, o no se lo muestres, pero sabes en realidad que las amas. Y duele que ellas, que esas personas te lo nieguen. Porque hieren los sentimientos más profundos. Porque hacen caer lágrimasm de alegría o de tristeza. Ya que en el fondo saben que las amas. ¿Y en cuanto a lo absurdo? Todo parece absurdo. Tan absurdo como disculparse cuando se ha hecho un daño irreparable, tan absurdo como llorar, como tratar de reavivar el fuego de una relación rota por la corrupción. Tan absurdo como intentar darle vida a una marioneta sin corazón. Y triste, triste es manejar esa marioneta sabiendo que no hay nada más detrás de la pintura y la madera. Tan triste como ver a alguien expirar por ultima vez, aunque sea tu peor enemigo. Enemigos...Hasta del peor sentimos lástima. ¿Para que enemistarnos pues? ¿No resulta absurdo, estúpido? Hasta absurdo resulta escribir así. De delirios. De cosas sin sentido. Porque ni sentido soy capaz de encontrarle a mi vida. Busco entonces las razones, motivos para vivir. Para seguir adelante. Las personas. La belleza. El amor. La cultura. Todo corrupto por este mundo, esta sociedad de naturalieza destructiva.
De repente he sentido algo, calentando mi pierna. Entre las rejas está entrando luz. La luz del sol. Puedo observar cómo las baldosas de la terraza se secan poco a poco, quedando húmedo el cemento. Y se ha ido de nuevo. Las nubes grises están amenazando con dejar caer de nuevo su furia. Y pensar que yo creía que los ángeles llorando, provocaban la lluvia. ¡Qué tristeza en la niñez, creer que los querubines lloraban! Y la ciencia, a pasos agigantados, nos quita esa ilusión...Esa dulce tristeza.
Una mariposa acaba de posarse en las rejas. Qué movimientos, tales como los de una bailarina, pululando con sus alas y su piel sedosa, de tul hecho de la textura de la luna. Ha emprendido el vuelo, con sus alas entre verdes y azules. ¿Quién sabe a dónde la llevará el viento? Una visión triste, de un día lluvioso. Ahora veo pasar a una anciana...De pelo castaño, casi blando...Inspira calma. Sabiduría, tranquilidad. Incluso protección psíquica. Estoy sientiendo la ansiedad de nuevo. En mis venas. En mis movimientos. Y es ahora cuando pienso en dejarlo todo. La única razón que me mantiene aquí son las personas. O el miedo a morir, no...A que no haya nada. Quisiera disipar ese miedo. Y decir todo lo que siento, ¿por qué estoy aquí, aun? ¿De dónde están las razones para quedarme por mí misma? No se de qué dependo. Quiero tener otra cosa en la que pensar. No quiero llorar al ver de nuevo los raquíticos árboles empapados, como empapada está mi alma. ¿Dónde están los motivos para quedarme y sentirme orgullosa de mí misma? ¿Dónde están las causas por las que debería sentirme digna?


"Si una vela toco se que nada sentiré, sobre el hielo o bajo el sol no cambiaré...Pero mi corazón responde, aunque no late se rompe, y sufro en realidad, no diréis que no es verdad, aun me quedan lágrimas que derramar..."



LadyVonCarstein: The Half Beast.

Texto agregado el 21-05-2006, y leído por 719 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
23-05-2006 uan redaccion maginifica, de un momento q todos pasamos, ese mal dia... son todos asi ? piensalo asairi
21-05-2006 Lee a Nietzsche, tanto pesimismo. Hay que tener ganas de vivir, a pesar de la adversidad. netlobox
 
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