Gruesas lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de la joven princesa Giselle tras haber escuchado la confesión de amor del joven príncipe Franz, transformando la cálida noche en una dolorosa confesión.
Ya sabía lo que se avecinaba, sabía que esté momento llegaría pero trato de engañarse a sí misma, sin embargo ahora que ya todo estaba dicho no podía evitar llorar de pena.
Giselle era la hija menor de los reyes del reino y también la más bonita, física e interiormente, razón por la cual el príncipe Franz, príncipe del reino vecino, ha estado enamorada de ella desde que la vio y ha tratado de ocultar su amor por mucho tiempo, pero hoy en la noche, en el baile del castillo al sostener en sus brazos a la joven princesa sencillamente no pudo más y le pidió salir al balcón del jardín, fue en ese momento cuando aquellas dos palabras de amor fueron pronunciadas dejando más que sorprendida a Giselle.
La joven princesa se quedo mirando a Franz, al principio fue con un poco de lástima, luego con tristeza al pensar que tendría que destruir las esperanzas de Franz, ya que el joven no era una mala persona, es mas, era un buen amigo y sin mencionar que también era muy apuesto, todas las señoritas casaderas del reino estaban rendidas a sus pies, pensó que sus hermanos y padres le dirían que no fuese tonta, que se estaría perdiendo una gran oportunidad, que también beneficiaría a los dos reinos...
Pero tenía que ser sincera, ella no lo amaba, su corazón estaba ocupado, otra persona ya había llegado a su vida antes que Franz, un joven muy diferente a él, referente al carácter, se llamaba Dylan y era un viajero que estaba viviendo ahora en el reino. Lo había conocido en un día de Primavera mientras paseaba por las praderas del reino, en un hermoso campo de flores, le gustaba sentirse en un atmósfera llena de paz y tranquilidad. Fue en ese momento cuando se acerco alguien cabalgando y al detenerse ambos se miraron sintiendo algo que ninguno de los dos había llegado a sentir antes, que tantas veces habían oído hablar del amor, que tantas veces pensaron que ya sabían todo referente a esa palabra, ambos recién lo estaban comenzando a sentir por primera vez en sus vidas.
Con el tiempo Giselle fue conociendo a Dylan, él le abrió la puerta hacía un mundo muy diferente al que había conocido toda su vida, mucho más allá del castillo y las nodrizas. A la vez Dylan comenzó a sentir que estar en un lugar no era tan malo como él creía, el tener una familia, alguien a quien amar y que te corresponda de la misma manera. Sin darse cuenta el amor comenzó a introducirse en el corazón de los dos, hasta que Dylan fue en pronunciar el primer “Te amo” siendo correspondido por la joven princesa.
Mientras ambos jóvenes compartían cada día su infinito amor a escondidas del mundo, pues sus padres no lo aceptarían, el hecho de que una princesa se casará con un simple viajero que quien sabía de donde venía, conoció a Franz estableciendo una amistad con él, notando al principio la mirada intensa del joven príncipe luego pensó que los sentimientos de Franz habían sido pasajeros.
Pero estaba equivocada y ya era hora de afrontarlo...
--Giselle...—comenzó a decir Franz muy nervioso—. Yo te he amado desde el primer momento que te vi y mis sentimientos no han cambiado.
--Franz, lo que me pides sencillamente no puedo dártelo—respondió la joven con tristeza.
--Sólo te pido una oportunidad Giselle...con el tiempo aprenderías a quererme, sólo quiero tu amor.
--Y yo no puedo dártelo—sin poder evitarlo volvió a llorar cubriéndose el rostro con ambas manos—Perdóname Franz, jamás quise herirte, siempre te he tenido mucho cariño, pero...yo no te amo, mi corazón ya está ocupado. Sólo espero que puedas ser feliz con alguien más y me llegues a perdonar.
Dicho esto salió del balcón corriendo dejando solo a Franz. No podía evitar llorar, así que siguió corriendo hacía un lugar, un lugar que nadie conocía pero a que ella iba para ser consolada por los brazos de su único amor.
Naty Belmar.
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