Hay un crepúsculo de sol entre mi fe y tu calor, un pequeño relámpago que llena de luz nuestra relación. Si tuviera que definirla, traducir a palabras todo lo que siento.. No sé si podría.
Lo nuestro es un cúmulo de sentimientos de lagrimas y suspiros en soledad de respiraciones profundas sobre nuestras pieles desnudas, de dolores y peleas provocadas por los celos y las dudas, en resumen: de buenos y malos momentos. Y son esos los primeros los más felices de mi vida, los que he pasado contigo y que hoy veo perder. No quiero perderte, ni que nos distanciemos y tengo miedo, mucho miedo de que no haya nada después de ti,
nada más que desesperación, vacío, muerte...
Agonía en el alma, la misma que he sentido cuando te he hecho daño, el mismo llanto que he derramado cada vez que he jugado con tu amor. Y tengo ese presagio, el de que este frío que hoy siento en mi corazón porque te extraño, será el mismo que dentro de un determinado tiempo sentiré mientras muero en la inmensidad de deseo imposibles, Perdiéndome entre mis recuerdos y las cenizas que me queden de tus besos. Porque el día que tu no estés junto a mí... No hay ni habrá nada que me haga feliz, seré un fantasma que vaga sola por el viento, una ola salada que naufraga en tu playa. Será un segundo de vida y muerte, no soy nada sin ti y quiero tener que vivir en esta absurda vida así, sin ti: Nunca seré si no es a tu lado, dejaré de existir. Vivire como una estrella que desde su aburrida vida solo intenta alumbra un poco el camino y así será cada día: Nacerá y morirá el día sin tu presencia y quedara tan solo el dolor de un crepúsculo de sol.