Muerte y Destino

Era una noche como cualquier otra, me sentía fastidiado después de diez horas de trabajo en una diminuta oficina, pensaba en lo asfixiante que es estar encerrado todos los días entre cuatro paredes y sometido siempre a la misma rutina. Lo más molesto de todo era que en la oficina de junto, trabajaba una linda joven que me gustaba mucho, pero a pesar de estar tan cerca no podía hablar con ella pues nuestras obligaciones nos mantenían encadenados a nuestros escritorios hasta el ultimo minuto de la jornada, y al salir del trabajo su jefa, por quien nunca sentí la menor simpatía, se la llevaba en su auto pues son vecinas. Mientras pensaba en estas y otras cosas, continué caminando hasta llegar a la parada de autobús, y después de unos minutos tomé el que me llevaría a mi casa; una hora es el tiempo que transcurre desde que abordo el camión hasta que llego a mi destino, por lo tanto, durante ese tiempo suelo imaginar que me encuentro en otro lugar, tan lejos y distante, donde soy libre y puedo hacer lo que quiera sin que me limite el tiempo ni el dinero, en ese lugar al que llamo mi mundo, yo soy quien pone las reglas y no sucede nada que yo no disponga. Aunque estaba ocupado dentro de mi mundo, no pude evitar regresar a la realidad debido al exceso de velocidad del autobús, las personas abordo insultaban al conductor, pero éste las ignoraba pues estaba jugando a “las carreras” con otro autobús. De pronto al llegar a un semáforo en rojo, los frenos del autobús no respondieron, y se impacto violentamente con un auto compacto, que quedó destrozado; por otro lado, algunos de los pasajeros del autobús terminaron en el suelo, un par de ellos, niños, se lastimaron seriamente. Traté de ubicar al conductor, pero se había dado a la fuga. Bajé del autobús para buscarlo pero no estaba por ningún lado, entonces me acerque para ver a las personas del automóvil, fue un error; no pude contener el horror, las lagrimas brotaron incontenibles de mis ojos, frente a mi estaba el cuerpo inerte y cubierto de sangre de mi compañera de trabajo, permanecí inmóvil por varios minutos en estado de shock, hasta que llegaron las autoridades y me retiraron del lugar.

Desde entonces mi vida a cambiado mucho, renuncié a mi trabajo y ahora paso las horas frente a mi PC escribiendo historias de lo que pudo ser pero nunca será, esperando que la muerte venga por mi; la muerte la ultima esperanza de los que ya no pueden soñar.