El agua cubre mi cuerpo,
Cual abrazo matinal,
Mas mis brazos acarician cada gota como beso matinal.

Primero mis dedos,
Luego mi mano completa,
Todo en perfecta sincronía,
Mi espalda deslizándose en el vacío,
Secando cada manía,
Y no encuentro palabras que expresen aquella sensación de libertad absoluta,
De saber que no hay mas limites que un carril y cien metros como ruta.

Cierro mis ojos en un parpadeo que parece ser infinito,
Tomo aire,
visualizo aquel próximo movimiento finito.

Luego de la vuelta regreso hacia el final,
Me invade una emoción parcial,
Aquel deseo carnal,
Aquel disfrute que me generan cien metros de natación,
Cien metros de desgaste abdominal,
cien divinos metros de un simple nado terrenal.