Mal mal vivido que por bienes se ha debido y por caminos de rugosas sedas me ha repuesto, el alma, lo debido.
Presupuesto de la locura negra que sucita sin descanso a mi piel mal parada, parida y suicida, que sin más saberse se palpa a ella misma con los dedos de una mano triunfante de sangre y hábida de lamentos.
No entiendo los llamados que la tristeza me hace con la realidad, no completo las distancias que me propone el amor y la enajenación, me quiero tumbar del pedestal humano en el que me encuentro, en el que me condeno.
Mañana, tranquilo corazón, mañana ya será otro día y aconteceran otras maneras con sus vestidos de miles de vientos, tintes y peligros.
Tranquila vida que mi desociego no te toque para maldecirte ni mis palabras para alavarte. Los elogios que te son debidos no caben en un reino de ternuras ni en el jardín de lo bello eterno.
!Ah! mal mal vivido que me acosas y me conquistas, rasgame la camisa cuando yo esté tirado sobre las migajas de mis cartas.
de mis puertos a la muerte sincera e imprevistamente efímera que me apuñala con el acecho y la tardanza.