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Para que negarlo?
Ellos eran un hombre y una mujer normales (a pesar de todo).
Sin cruzarse en los 27 largos y aventureros años de ella, ni en los 30 revolucionarios y locos de el.
Ella, criada en una familia tipo (como tantas otras), en un barrio normal, habiendo llevado una vida tambien “normal” aunque con unos cuantos sobresaltos y amores contrariados. Una vida mas de encuentros casi desencuentros, de sacrificios, de estudio, diversión, viajes, amistades aparecidas por donde ella caminaba. Con miles de libros, canciones, bailes, mezclados con su devoción por los niños, la medicina, y las ganas inmensas de dar amor y , sin exigirlo, de ser amada.
El, también proveniente de una familia normal (aunque con sus contratiempos), y habiendo llevado otra vida, no tan típica, pero normal, llegando a sus 30 tras haber dejado atrás pérdidas, ganancias, imborrables marcas de una vida que no paró de ser agitada, apasionada, algo injusta y también alocada, habiendo logrado esa cierta estabilidad a la que solo se llega cuando uno, en su joven adultez decide ponerse (supuestamente) las “pilas”. Con miles de historias, pasiones, frenos, desenfrenos, nostalgias, y también (al igual que ella), su devoción por los niños, la medicina, y las ganas inmensas (aunque sin saberlo) de darse al amor y de ser apasionadamente amado...
Hasta que aquel acalorado diciembre, enfrentados hasta el cansancio, surgió lo inevitable: se vieron a los ojos y también mas allá. Miraron uno dentro del otro. Y se reconocieron, y se olfatearon, y fueron intercambiando historias, amores contrariados, injusticias, locuras, pasiones de las mutuas vidas pasadas. También intercambiaron canciones, poesías, cuentos, ideales, sufrimientos, ciencia, y otras tantas cosas que, sin saberlo, iban descubriendo, mutuamente, que tenían en común.
Y pasaron días y noches y terminó enero, pasaron fiebres e insomnios, nacimientos y muertes, y llegó febrero, y un día éstas almas (gemelas) no perdieron mas tiempo y comenzaron a entrelazarse. Quien sabe porque maniobras del destino no lo hicieron muchos años antes, cuando él estaba menos complicado y ella menos herida, nadie lo sabe, pero por una de esas casualidades de la vida se mezclaron, y se fundieron en forma tan homogénea y tan poco a poco que, sin darse cuenta, ya no podían despegarse. Se encontraron tan afines... él, lo que ella siempre buscó en previos amores, y ella lo que él todavía seguia buscando sin saberlo. Y entonces ella advirtió que no dormiria si sentir su aliento en su almohada, y él que no despertaría sin oler su piel. Y ambos que no llegarían a volar tan alto si no era juntos.
Y muy de a poco, con miedo y muchas indecisiones, sufrimientos y heridos en batalla, ambos decidieron, por fin empezar, porque no, a vivir!


Ana Rosa aAwdejczuk Gonçalves – 29/4/03

Texto agregado el 18-05-2006, y leído por 130 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
04-11-2007 muy bien narrado, con un toque poètico, te felicito, quizas una historia personal? walper
13-11-2006 De como de una historia simple y cotidiana puede nacer una bellísima pintura. Mis felicitaciones. tonyvar
 
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