Y cuando entre en la casa ardiendo
el viento, poco a poco,
arrasará con todo vestigio del ser
y la luna en su zenit estallará en estrellas
volviéndolas polvo de acero
para llenarnos las bocas húmedas
Luces en los ojos de niño
luces en el alma
como arbolito de Pascua
corona de reflejos eternos
al avanzar las olas sobre la playa
al reventar
al barrer con todo
al amanecer
al atardecer
de rezos y laúdes
de sonrisas desanimadas
de soles que siempre vimos
de persianas protegiendo nuestra siesta
Las manos de mi táta sujetándome el rostro
ordenándome el cabello
apretándome contra sus pecho
la esperanza de lo indecible
una pausa en su mirada
pausa en la estación
trenes que partían en la mañana
y volvían en la tarde
con nuestros seres queridos
con todos los que nos refieren algo
siempre dulces
ayer ímpetu
ayer difuso
hoy silencio
hoy perdido
solo porque la vida es vida...
Vida.