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La metamorfosis de una ángel y un demonio a amantes.

Esta no era una noche de esas que el tiempo se desea matar, era una noche especial en la que el cielo y el infierno se habrían de juntar para festejar en un espacio infinito de una dimensión desconocida en donde fervorosamente se alzaban llamas de múltiples colores, habían rojas, azules, verdes, amarillas fucsias, naranjas, entre otros; las ballenas rosadas volaban entre estrellas fugaces que llevaban la historia y los sueños de alguien, era una noche en que ángeles y demonios bailaban tango y declamaban poemas tan mágicos que pescaban nubes en un océano verde. Pero en este mundo no solo era de ángeles y demonios, también habitaban hadas duendes y celebres personajes de cuentos como Peter Pan, Cenicienta, Blanca Nieves, entre otros.

Bastara con decirles que mi nombre es Salvatore y que soy uno de los príncipes de los infiernos siendo fruto de una noche loca entre una ángel y un demonio. Me he puesto mis mejores trajes y he venido hacia aquí en busca de algo de diversión, pero no he conseguido mas que ser molestado por Campanita que se la ha pasado volado y riendo alrededor de mi y preferí antes de marearme moverme del lugar.

Mi mente me musita una innumerable colección de tangos arrabaleros y mi cuerpo es alumbrado por las luces que brotan desde las fogatas de colores que en vez de consumirse brillan cada vez más fuerte; en mi mano una copa me indica la dirección de mi destino, la verdad es que me estaba aburriendo de caminar y caminar sin un rumbo fijo y perdido en el limbo; pero como creo en la posibilidad de lo imposible sabia que todo iba a cambiar.

De manera extraña todos los amargos sentimientos que tuve en antes se fueron contagiando de alegría y aunque en el lugar se disparaban las muchedumbres mis ojos habían sido atados a ella, si… a la ángel de la que me iba a enamorar; y hay estaba acostada en una abombada nube, hay estaba agitando sus armoniosa alas y jugueteando con sus azules cabellos.

Yo, aunque lo dude mucho, me acerqué con un gallardo caminar y solo se me ocurrió decirle ¿Qué si se estaba divirtiendo?, en que estaba pensando, hace solo unos minutos yo odiaba esta fiesta y de un momento a otro se ha de tornar divertida, pero en fin ella asintió con la cabeza y me sonrió dándome un poco mas de confianza, diría que la necesaria como para olvidarme de mis estupidos preámbulos y preguntarle quien era ella que me había hechizado esta noche.

Ella respondió: mi nombre es Gabriela princesa de los ángeles e inspiración de muchos artistas que viven en la tierra, no necesito que me digas tu nombre, debes ser Salvatore, aunque no lo creas me han hablado mucho de ti.

Todo el tiempo que perdí pensando en hacerlo o echarme para atrás, para que Gabriela hiciera todo más fácil; claro yo, yo aprovechando esta oportunidad la lleve hasta una nube con forma de piragua y navegamos y navegamos por este mundo arco iris.
Aunque las cosas no andaban ni bien ni mal había algo que me estaba atormentando, ¿Qué y quien le había hablado de mi?, pues hasta lo que yo se el viento llevaba demasiados chismes erróneos sobre mi persona, así que para evitarme el tormento de este apuñaleante pensamiento deje escapar con las palabras empapadas de saliva la pregunta que me había hecho en antes, y ella con su peculiar sonrisa y sus penetrantes ojos me respondió sin bacilar.
¿Que te preocupa Salvatore?, acaso crees que yo hubiera salido contigo si me creyera todo lo que se dice de ti, es mas yo creo tu eres ser increíble, lo que sucede es que los demás no pueden comprenderte porque no pueden alcanzar ese estatus mágico en el que tu y tus artes viven; pueden que llevemos muy pocos minutos de conocernos pero tus ojos y los míos muestran que nos deseamos, y recuerda que no importa las palabras dañinas que muchas veces galopan en el viento, importa lo que yo pienso de ti.

Creanme señores que si en antes me hacia hablar a medias, después de esta confesión de Gabriela la vergüenza me había cocido los labios, pero mi corazón y mi mente seguían reproduciendo palabras que se iban acumulando en mi garganta, pensé que iba a explotar y así fue, aunque para bien, todas las palabras acumuladas se fusionaron para que de mis labios saliera un apasionado y energético te amo.

Después de seguir navegando y levitando llegamos a los prados donde Cupido entrenaba el lanzamiento de sus flechas, el lugar tenia un penetrante aroma a flores, y una consumidora emergía de amor; hay nos propusimos bailar, solo había un pequeño problema, que yo bailaba tango y ella cumbia, así que llegamos al acuerdo de bailar las dos cosas comenzando la faena con la cumbia.

El silencio del lugar fue interrumpido por el bombardeante compás de una tambora, la gaita hembra y macho cantaban como si tuviesen un orgasmo interminable, el envenenante sonido del alegro hacia mover hasta la partícula mas estática, y los galopantes golpes de un llamador nos invitaban a bailar. Y toda esta mezcla de sonidos recorría a Gabriela acariciando cada microorganismo de su cuerpo hasta abusar de su pureza, y Gabriela ha empezado su movimiento de caderas azotando al aire y poniendo en duda su cara casta y angelical; mis ojos no hacían mas que balancearse de un lado a otro al ritmo de cumbia y de su cuerpo, y les puedo confesar que me invadieron los eróticos pensamientos, pero eso si yo no me iba a quedar atrás, ya había llegado la hora de mostrar el poder del tango.

Para darle toques de romanticismo fui bajando suavemente las luces del lugar al compás de finos punteos de guitarra, dejándonos en penumbras y solo alumbrados por las gotas de la luna; un melancólico bandoneón desgarraba el cielo hirviéndonos la sangre con sus ardientes melodías, lentamente me fui acercando a ella como si mis pies se resbalaran; cuerpo a cuerpo nuestros pies cobraron vida, parecían cuchillos descuartizando el suelo, se entrelazaban como si nunca hubiesen visto un ser de su misma especie. Ya estábamos envueltos por el capullo de la seducción y en medio de la música arrabalera y fucilantes melodías, de bandeones y guitarras, nos fuimos despegando del suelo para bailar en las nubes, nuestros pies pararon mientras nuestros ojos se congelaron y nuestros labios sin prejuicios se estrellaron con inmensa furia como queriendo atravesar nuestras cabeza, estrellando nuestros dientes, tejiendo nuestras bocas, nuestras lenguas parecían dos espadas guerreras luchando en un duelo a muerte, nos besamos tanto que nos olvidamos que esta fiesta era de una noche y no de una eternidad, así que con el despertar del sol en el cielo violeta nos tuvimos que retirar cada uno a su lugar.

Ya había terminado el sol de salir de su franja turquesa, puede que a esta hora Grabiela no haga más que dormir cubierta con sus tibias alas, mientras yo no hago mas que pensar en lo que había sucedido, realmente me había enumerado en muy corto tiempo, el congreso de ángeles y demonios jamás aceptarían el amor entre una ángel y un demonio, las reglas dicen que esta permitido una noche de aventura y placer, que esto no lo era, pero no estaba permitido el romance. No me importaban las decisiones del congreso, pero para no crear la polémica entre los dos reinos era mejor que lo de Gabriela y yo se mantuviera en secreto.

A llegado el medio día, siento una insaciable tentación de verla, pero en el momento en que me destino a buscarla entra nuestro confidente, el viento, con un mensaje de Gabriela en el que me pide vernos lo mas pronto posible en el lugar donde los seres marinos Vivian en la tierra y en el cielo. Con mayor animo que antes me dispuse a encontrarme con ella, solo que ahora en mi mente flotaban 2 ideas, la primera era que Gabriela había sentido la misma necesidad la misma necesidad de verme y esto aumentaba mis expectativas sobre nuestro amor, y la segunda era que si ella había apetecido encontrarnos en este lugar neutro era porque creía que nuestra “relación” violaba las reglas planteadas por los dos congresos.

Ya he llegado al sitio del encuentro, mis ojos se toparon con delfines gimnastas que hacen sus acrobacias entre las nubes y las palmeras, las estrellas y caballitos marinos ruedan entre los prados como si se sumergieran, los peces de colores adornan los cielos con su lento levitar. Después de tanto visualizar, mis ojos lograron encontrarla, si, hay estaba Gabriela con su puerta pintado por infinidad de orquídeas y arrecifes, con unas pequeñas ostras blanca vetadas de rosadas navegando por su cabello, y con su aroma que me impregnaba con alegrías y gritos de libertad. Yo había aprovechado todo el camino para escoger las palabras adecuadas para iniciar la conversación, pero todo el esfuerzo fue en vano porque ella fue la que comenzó a hablar.

No trates de engañarme con esa mirada magnética Salvatore, los dos sabemos que lo de anoche fue más que una velada de pasiones, y también sabemos que nuestro amor seria casi imposible si se diera a conocer, así que seria mejor mantenernos en secreto, encontrarnos sin tiempo en una madriguera del viento. De seguro que Gabriela hubiese seguido hablando pero yo preferí interrumpirla, parece que el viento hubiera espiado mis pensamientos para confesártelos a ti, pues vos has anunciado lo mismo que yo te quería decir.

Gabriela este lugar esta hecho del suspiro de los poetas, no es un lugar apropiado solo par hablar de problemas así que volemos por los colores de esta cisterna de de sueños.

Ya llevamos mucho tiempo Salvatore, debemos regresar, la angustia debe estar azotando a nuestros reinos y puede que sus mentes ya empiecen a ser consumidas por los malos pensamientos que son lentos como murmullos pero absorbentes e inquietantes como serpientes de fuego. Tienes razón Gabriela emprendamos nuestro camino juntos y nos separaremos cuando nuestros corazones nos muestren el miedo.

En las puertas de los reinos se encontraban los dos congresos, nuestras pupilas se hundieron en medio de la vergüenza aclamando al tiempo que nos matara, no e podía hacer dada mas sino esperar la sentencia, y en pocos morir de segundos se levantaron Dominic y Ángelus para leer nuestra sentencia: “Gabriela princesa de los ángeles y Salvatore príncipe de infiernos, sus actos aunque son en contra de las leyes, fueron descubiertos tempranamente así que no serán desterrados pero nunca podrán volver a verse”.

Destierro, tortura, encierro, os juro que hubiera preferido cualquiera con tal de poder ver sus brillantes ojos, su eminente cuerpo, cuanto daría por tejer otra vez sus labios a los míos, pero no, unas irónicas leyes impuestas por seres fríos me tenían crucificado a mis sufrimientos. En estos momentos hago algo que aprendí de los humanos despechados, tomo y tomo licor en el que ahogo los tristes versos de tangos negros que me hacen nacer lágrimas de mis ojos.

Ya ha pasado 1 día desde la ultima ves que la vi, en estos momentos mi mente no es masque una película en la que se destacan ciertas escenas, cuando conocí a Gabriela, la nube en forma de piragua, la cumbia, el tango, los colores, el beso, el viento, las ballenas, las flores, el miedo, la sentencia, el dolor. Todas estas cosas me han llevado a una decisión, raptarla y escaparnos, si yo mismo me escuchara estando cuerdo diría que es una idea estupida, sin estrategias, arriesgada, y con olor a whisky. Pero no me importa lo peor que me pudiese pasar seria la muerte, y para ese entonces ya dejaría de sufrir.

Con el cerebro confuso, el corazón mortecino, y mis ojos en ella, me destino a buscar a Gabriela. Ya he salido de mi morada, los ojos de los demás me reflejan sus malos pensamientos, pero me afectaban, si, iba a buscarla pero necesitaba ayuda de alguien, del viento, ya estando con el le pedí el favor de que le anunciara mi decisión a Gabriela y que no la pensara sino que la amara.

El miedo circula por mis nervios, hace frío, pero voy por ella, ya llevo andando mucho camino y todavía no funciona mi mente solo mi corazón. Estoy frente a las puertas de los cielos, que me recuerdan la escena de la sentencia, sin ser visto por los arcángeles en guardia me he sumergido en los interiores celestes y como una serpiente, callado y con la sangre ardiente me acerco a su hogar abalanzándome sobre las enredaderas para subir a su cuarto; las 4 paredes estaban impregnadas de un olor a tristeza, y ella dormía con sus ojos cansados de llorar, dormía acostada en sus virginales alas. Mis labios besaron los de ella y sus ojos lentamente se abrieron dejando escapar una explosión de alegría y sorpresa; le termine de explicar lo que el viento no pudo y le añadí que en estos momentos nos estarían buscando, cosa que era cierta, pues las trompetas de los guardias sonaron y se veían venir con cara de piedra a los jueces de los congresos; tomo de la mano a Gabriela para salir rápidamente, azotando nuestros cuerpos contra los ramilletes de colores, mientras decenas de ángeles y demonios nos perseguían, en estos momentos Gabriela y yo no éramos ni ángel ni demonio, éramos amantes, nuestros miedos traicionaban nuestros reflejos haciéndonos dudar hasta de nosotros mismos, logramos salir de esta dimensión de ángeles y demonios justo cuando estos venían a capturarnos.

Ya han pasado 30 años, agarramos un poco de colores, un poco de los lugares donde nos encontrábamos a escondidas, he hicimos nuestra propia casa, Gabriela aun conserva su brillo, yo estoy siendo asaltado por las canas, a Gabriela diariamente le regalo versos, ya tenemos 3 hijos y tan solo me pregunto que habría sido de mi vida si mis ojos jamás hubieran podido volver a ser el marco del precios lienzo de su piel.

Texto agregado el 21-12-2003, y leído por 5959 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
01-07-2004 Tienes sus moementos buenos y sus frases magoeduardo, pero la historias pues poco original. Gatoazul
08-06-2004 BUENA ESA MATEOXX
15-04-2004 QUE BUEN CUENTO QUE CHEVERE QUE HAYA ALGUIEN EN ESTE MUNDO QUE PIENSE LO MISMO QUE YO ENBUSCADELAMOR
27-12-2003 holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa magoeduardo
 
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