Preámbulo

Cielo, de mañana, cuando tu rocío humedece mi cuerpo
tiemblo de tal manera, que castañean mis dientes y mi piel se eriza.
Exhalo. El calor que se genera dentro de mi
se traduce en vapor saliendo de mi boca, despertando a la vida.

Tibia brisa viene, haciendo enrojecer mis mejillas
dejo de tiritar y suspiro, me conmueve sentirla.
Se despeja. Entre nubes de algodón rayos de sol se posan sobre mi
los valles y montes se regocijan, el rocío se evapora.

El calor los baña e ilumina palmo a palmo
descubriéndolos, seduciéndolos, habitándolos
botones de rozas, sobre cerros y praderas crecen, se hinchan,
pétalos de flores se abren para ti, como labios pidiendo ser besados

Mariposas llegan sedientas del exquisito néctar
intensos zumbidos, dan cuenta cuando ya se transforman en miel...