- Te dejo un rato, no me provoca envejecer. - Salió a caminar con lo eterno de llavero, siendo niño y siendo siempre, la mitad del tiempo.
El tiempo, por su lado, responde siempre con ojeras, que es lo mismo, que con muchos colores es mi retina la que sirve de binóculo para muchos, que si te vas busca siempre a la mas bella.
Bueno, es su respuesta y se va, con su llave a buscar: un alma, a un rostro y a un poco de vida. Mientras yo, tiempo, que quedo viendo lunas y calles, y si salgo es a encontrar: al amor, a saber a que sabe y a saber quien soy si soy de felpa y si soy.
Fumo a veces después del placer, ¿será el amor el gusto del placer? Casi antes de responder eso conocí al amor, no se si a quien buscaba, amor solo de nombre.
Caminé pensando en caminar y en buscarme a mi y a extrañar un poco. Y me encontré con gente pequeña, muy pequeña, tanto que hasta en mis ojos se sentaban a mirar. Quizás en el espejo me vea donde estoy. Pero ni el soy yo. Hasta pensé que era un pequeño imitándome tras un vidrio de aumento. Que al final resultó ser un detector de no metales, de agua o de aire, de algún gas de nobleza comprada o algo así, porque me quité lo que tenía en mi cuerpo y pude pasar. Pero ni allí me encontré.
Ay que lindas lucecitas las que dibujaban algunas florecitas que me encontré por mi calle, cantaban esperando a algún enano o algún persono venga y la arrancase por su tallo y ser movida, como quiera aquel enano, por un rato.
Y recuerdo, eso fue lo que me dijo, el amor al partir.
- ¿Amor solo de nombre?
- Si.
- Yo, tiempo, de nombre para muchos. Muñeco para cinco como yo, uno que no soy, como este amuleto que en mi cuello llevo y otro que no me dejo pasar alguna vez.
- No entendí, pero te entiendo, al odio no soy yo pero no puedo ser todo perfecto.
Hablé por horas mirándolo con todo, esperando volvernos a ver, llegó la mitad del tiempo, trayendo consigo a la mas bella y esperando envejecer.
Y una lágrima bajó por mi mejilla. |