En el fondo de mi alma
late el corazón cansado.
Te he esperado un largo rato
y tu no has llegado.
Sin embargo, te sigo queriendo
te sigo amando,
con el mismo e intenso deseo
de la quimérica vez primera.

Te adoro oh mi ángel
cuya desazón me recuerda
mi pobre alma desvalida,
que llora, sufre y ya perdida,
esperando el teléfono sonar
a cualquier hora,
marcha y sigue su rumbo
a lo lejano y desconocido;
a lo más indeseable
o tal vez, al mayor placer futuro…
descansad musas, no deberías
apoyarte en mis cansados brazos;
creo que he muerto ya
mi vida se acaba…
no es momento para estar triste.

Te esperé dos horas,
Pero te sigo amando, deseándote…
ruego a Dios por ti,
yo solo se cuidarme.