Para mi Gran Amor... mi viejo... aquel que me enseño que las palabras son el idioma del alma, aquel al que le debo todo lo bueno que hay en mí
En Buenos Aires
es de día y llueve.
En el aire se nota suavecito
ese aroma a café,
tan tuyo, tan mío, tan nuestro,
tan de nuestra ciudad encantada.
En Buenos Aires
es de día y llueve.
Cuando estoy allá
me pregunto siempre:
¿Donde se fueron los pájaros de esta ciudad?
¿Donde se perdió el cielo
que ya no lo podés ver entre la gente?
En Buenos Aires
es de día y llueve…
y desde acá imagino que esa lluvia
tal vez te está mojando el alma.
Entonces…
Te pienso…
Irremediablemente te pienso…
Sentado en esos bares de la calle Corrientes,
caminando despacito por Lavalle.
Te imagino…
En el puerto.
Soñando que algún barco
te trae sin escalas hacia mí,
hacia éste cielo.
En Buenos Aires
es de día y llueve,
y yo quisiera ser esa lluvia
para besarte el alma.
En Buenos Aires
es de día y llueve.
Y la gente pasa y te ve
pero ignoran, como a todo,
que desde aquí alguien te sueña.
No saben de nuestro amor
que nació hace 23 años,
en otra ciudad, bajo otro cielo,
y que resistió rupturas y peleas.
Esas gentes con rostros anónimos,
con sueños anónimos,
con ojos que parecieran ya no ver,
ignoran que yo en la distancia
amo esa ciudad inclemente,
porque aún con sus miserias,
es la que te cobija
y la que te tiene.
En Buenos Aires
es de día y llueve.
Y yo quisiera estar allá para abrazarte.
Pero la calle corrientes me queda lejos…. Muy lejos.
Entonces cierro los ojos,
y silbo bajito un tango,
de esos que me enseñaste.
E imagino que camino por San Telmo
con vos de la mano para guiarme.
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