I
El silencio invade mis recuerdos dejados en el pasado
el silencio es fuerte y deja de sonar con tus gritos
escucho la música en mi ventana
y el amor que tuve por tí, ha dejado de ser, es ya la hora;
seguirte queriendo mi musa de alegría.
Preferir el viento calmado en tu larga y triste figura
mis amigos dejados en el azar del mundo, me voltean la espalda
es hora de ser feliz y creer en el Dios vivo, luz del mundo:
Potente astro de sinfonías útiles y madrugadoras
oh poetas, musas y escritores que me escuchan;
dejadme verla a ella, a la amante que tuve por dencella,
dejadme ver su triste cara y sus lágrimas eternas
oh soledad que siempre me acompañas,
Quimera de los dioses, prudente compañera,
déjame ver tu triste alma, sombra de aquella que una mañana
me sacudió la atmósfera; prudente y falaz quimera.
Ilusión de vuelo, diosa y ninfa suprema
la tuya es la compañía de Dios vivio, del amante vivo,
de la desvirtuada primavera, llueva o haga sol, tus labios serán para mí, soledad, compañera, mi enigma andante
mi musa predilecta.
Poetas, tenéis derecho a cantar, hasta la mañana serena,
te oigo gritar y en mi canto dulce, escucho tu voz
y la luna partiendo del amor a la luz,
desbasta mi soledad y mi sonrisa quimérica.
Oh voz del cielo, alzadme y en tus profundas raíces sostenedme
te lo suplico ángel de belleza, de luz radiante,
de alegres colores, ángel por Dios y por tus amores
dejadme refrescar en el agua azul y fluorescente,
dejadme ser feliz y con seguir la misma
dicha serena de ti, de tu amante, compañera…
II
El silencio invade los recuerdos del ángel que me espera
para llevarte a ti, soledad, diosa del compromiso, de las odiseas
que hice por ella, por mi amante, compañera;
buscad las piedras que atacan la vidriera,
quemad las fauces de las plantas que atacan la belleza
mas de Dios y de los hombres
parte eres del Dios y del amante hambriento y simétricas cabelleras,
¿Acaso no recuerdas los instantes, de las vidas ajenas?
son silencios que despiertan a los ángeles
son los cantos de los niños que lloran, que rezan por sus madres,
buscadme, una cita con ella, con la belleza, de ti,
compañera…
III
En el silencio te escucho y en verdad, rezo por ti, mujer divina,
musa de las musas, mi triste compañera
quiero dejar de vivir, lloradme donde los sonidos no se escuchen,
donde la soledad amiga de los vientos y las liebres,
reciben el sol de la noche, la luna serena
compañera, recuerdas nuestros sueños, nuestros amores,
rencores y sinsabores, se han marchado y la alegría vuelve ya.
Quimera de las quimeras, diosa alelada y justiciera
quisiera enterrarte junto a la playa y a la otra vida,
despertare con los llantos de los dioses,
de las ninfas, de las palomitas, del son y de las nubes,
mujer casta, sin daños ni sabores,
poesía hecha canto y alegría, mujer divina;
enseñadme a ser fuerte al lado del ángel y de la muerte,
podré así esperar, en vano, ni suerte, pues la soledad
es ya una muerte, enseñadme donde está la mujer tan cara
para mi vida y la suerte, vuelve arrepentida;
mujer divina, tu y yo caminaremos con suerte,
con fuerte paso hacia ti, último paso, lastre de muerte.
IV
Es el silencio de la canción, la que me trae tu recuerdo,
Oh soledad, llevadme donde la muerte se escucha, para
de nuevo cantar, danzar con los ángeles que buscan mi vida,
mi fortuna, la muerte… vivo y sigo viviendo, te huyo
y en la soledad he encontrado, quimeras, el sol naciente.
Es hora de dejarte, adiós soledad, adiós muerte.
Te esperamos con mi compañera, musa de musas,
amada de Dios y de ti, poesía,
amada del Dios bueno de que con suerte,
jugaremos al amor ¡buena suerte!
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