A miles de kilómetros de aquí, alguien se siente solo y sus dudas lo hacen tambalear en sus decisiones, habré tomado la decisión correcta? será la hora de volver? en la habitación de su hotel se pregunta al caer la tarde. Yo que pensaba que la experiencia
del camino ayudaba a hacernos sabios y nos llevaba hacia algún lugar donde las dudas no nos alcanzarían, donde los miedos serían colgados con los sacos, donde la soledad sería sólo un recuerdo del pasado. -me equivoqué-. Y rodeado de tanta gente, aún sabiendo que su alma es comprendida por al menos una persona al cruzar el mar, con el futuro en sus manos, la mochila cargada de experiencias y bendecido con el don de transmitir paz en unas pocas palabras, las dudas derriban su puerta y la soledad una noche cualquiera asalta su alma y lo lleva a decir: habré tomado la decisión correcta?. Y aún asi levanta la mirada, empaca sus sueños y vuelve a seguir...
A miles de kilómetros, al otro lado del mar alguien frente a un computador se debate en las mismas dudas, sus miedos hacia un futuro sin magia le nublan la vista, sin la experiencia de su lado y con las soledad mitigando sus ganas de abrir la ventana de su alma, así se encuentra ella. Con la mochila vacía, sin experiencias de vidas pasadas, con inmensos agujeros en su voluntad de seguir, en el silencio de su habitación ha aprendido a buscar sin encontrar. Y aún así levanta la mirada, empaca sus sueños y vuelve a seguir...
Qué confunsa y que simple es la vida para los corazones que se arriesgan a latir.
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