Las certeras estocadas del obscuro florete de entrenamiento del Caballero se vieron interrumpidas por el sonido de un melodioso canto proveniente del bosque que tenia ante sí, del frondoso follaje emano una hermosa figura femenina, tan blanca como la leche, de rostro níveo con labios rojos como cerezos ardientes y ojos del color de brillantes avellanas en los que se veían las mieles de la erótica, sus delicadas manos portaban una extraña sortija de alguna clase de apagado metal, que contrastaba radiantemente con el tono de fuego de sus cabellos, vestía unos lienzos de seda fina de diversos colores translucidos que no intentaban ocultar la perfección de su cuerpo a los ojos del Caballero, quien la miraba extasiado evocando memorias de sus paseos nocturnos, con una rodilla postrada en tierra a causa del cansancio, cuando la hermosa mujer se percato de su presencia no pudo menos que causarle sorpresa el encontrarlo de rodillas y detuvo su canto.
–Ángel, ¿qué hacéis en esa posición?, –Pregunto con aire de indignación –desde que os han nombrado Caballero os portáis como un simple humano o un débil elfo, ¡Dignidad, Dignidad ante todo!
–Mi nombre es Angelik, si no te gusta puedes llamarme Vladieri, o Vlad, pero yo ¡no soy ángel de nadie!, ¿Has entendido?
–Esta bien, continúa con lo que sea que hicieres Vladieri
La chica se dio media vuelta dejando al descubierto un peculiar tatuaje en el hombro derecho constituido por una estrella dorada de 5 picos enmarcada por una plateada luna creciente. Se dispuso a marcharse cuando el apuesto caballero de 1.80 mt. Cabello ondulado, largas pestañas rizadas y unos imponentes y penetrantes ojos color azul rey como ningunos en Los Reinos la llamo: –Etoile... Etoile vuelve, veo que te has convertido en sacerdotisa de la alineación, deseo que sepas que te felicito, ¿para eso habías venido?
– ¡Cerdo soberbio!, ¿Así que creéis que necesito de vuestro reconocimiento?, Mi padre me ha enviado aquí para deciros que aquel florete que habéis encargado con tanto ahínco a sus herreros ya esta listo, me pidió que os entregara vuestra sortija y que os pidiera recogieras vuestra arma del palacio. Mi padre es un Sabio rey, y sin embargo, aun no entiendo como es que él más perfecto de los Negiwers se rebaje al grado de estar al servicio de un humano y no de el...
–Y yo no entiendo como la más hermosa de las Ninfas se pone celosa de un grupo de simples mortales de corta vida, y me habla con tanta pomposidad. –fue la cortante respuesta de Vlad.
–Lo siento.
Las Ninfas o Nymphes y los Negiwers, considerados como las criaturas más bellas y perfectas de todas tenían buena relación entre sí, y se reconocían mutuamente como superiores a los humanos, e incluso a los elfos, pero Angelik solo se sentía realizado cuando utilizaba sus potencialidades para ayudar a esos seres entre los que tenia buenos amigos, ellos claro, desconocían su verdadera naturaleza, pues el único detalle físico de consideración que diferenciaba a los humanos (toda imperfección) y los Negiwers (perfección pura) era que el tono de ojos de estos últimos era siempre un color azul marino, a excepción claro de Angelik, quien lucia unos ojos de un exquisito color purpura, además de eso podía ocultarlos con la misma facilidad con la que un dragón cambia de forma su cuerpo, y así pasar desapercibido entre los humanos. Aunque Angelik tenia esa misma capacidad (cambiar de forma) estaba orgulloso de su físico y no le interesaba mas que volver sus ojos del típico color café oscuro que es tan común entre los humanos.
Al estar junto a una Ninfa las preguntas se agolpaban en la mente de Angelik, después de todo Etoile era ligeramente mayor que Vladieri, por consecuencia debía ser más sabia...
–Etoile, –pregunto Angelik mientras miraba al cielo– ¿de donde venimos?, es decir, nosotros... los Negiwers... yo, ¿por qué los arcanos dicen que somos una raza relativamente nueva? ¿Por qué es tan importante que los humanos piensen que nos hemos extinguido?, y si tenemos que vivir ocultos entonces ¿bajo qué normas se rige nuestra superioridad?
Etoile no conocía la respuesta exacta a todas esas preguntas, pero era innegable el cariño que profesaba hacia Angelik así que trató de esclarecer esas dudas, aunque le pareció extraño que hasta donde ella sabia ningún otro de su raza se había jamás internado en aquellas tribulaciones filosóficas acerca de su origen.
–Pues veras, mi amado amigo, si fueras un Nymph me seria más fácil aclarar tus dudas, pero al tener diversos orígenes solo me resta decir lo que he aprendido de las historias relatadas por mi padre; los Negiwers son criaturas milenarias, tan parecidas a los hombres y tan diferentes a la vez, su vida, se basa en el principio de la Extropía, aquel que dice que cuanto más se ejercite una habilidad mejor se hará; por ello en la antigüedad también se les llamó “Extropianos” son seres poderos y atractivos, con la apariencia de un humano y poderes superiores a los de los magos y los dragones unidos, son la perfección viva, sus facciones, ojos, actitudes, despiertan la envidia entre los humanos, eso, amado Vlad, es todo lo que se acerca de tu raza, pero supongo que eran conceptos que tu ya sabias.
–Así es.
–Encaminémonos pues al palacio, que el tiempo apremia...
El palacio Nymph se erguía majestuosamente ante ellos cuando un paje salio a recibirlos, exaltado y moribundo refirió como un ejercito de entes malvados, arpías, lycans, y otros seres reclutados por un orcogrom bicéfalo conocido como Randalloc habían entrado al palacio y tomado a sus ocupantes como rehenes a cambio de algo llamado “cristal de sangre” el cual buscaban frenéticamente por todo el lugar.
–Hice cuanto pude mi señora, –dijo refiriéndose a Etoile– el Rey me ha pedido que entregue esto al Caballero...
En el suelo, el paje respiraba con dificultad, en sus manos ensangrentadas brillaba el resplandor de la hoja de la espada más hermosamente forjada, había defendido con su vida la valiosa posesión de un grupo de invasores tomándola del mango con una mano y de la hoja con la otra.
–Te lo agradezco, muere en paz. –dijo con solemnidad Angelik antes de que el sirviente exhalara un ultimo aliento.
–He aquí Taurom, el arma del principe, Anima Forjam...–exclamo Angelik al mirar la espada.
– ¿Que tiene de especial esa arma? –interrumpió extrañada Etoile.
La espada que Angelik sostenía en sus manos tenía el mango de oro bruñido, dorado como los rayos de sol que acariciaban los rojos cabellos de Etoile mientras miraba desconcertada a Vladieri.
–Esta arma esta consagrada a Selune. Como puedes ver el final de la empuñadura esta rematado en una luna creciente de plata, símbolo de la diosa, la hoja es de platino puro y las alas de la empuñadura son de plata fina y resistente, rematadas con un corazón de rubí, lo especial en esta arma es que por la magia de mi anillo ha sido forjada para ser reflejo de mi alma.
–Dime Angelik, ¿qué es esa extraña gema ovoide incrustada en la parte baja de la hoja tan cerca del rubí, pero de un rojo tan intensamente oscuro?
Vladieri soltó una exclamación de júbilo al notar que la gema a la que se refería Etoile era nada más y nada menos que el cristal de sangre que Randalloc buscaba con tanto ahínco.
–Mira esto, tu padre debió ponerlo aquí para evitar que cayera en malas manos,
Dijo Angelik con un gozo que se reflejaba en sus facciones,
–Esta gema esta hecha con sangre de Phalatas el Dios guerreo y encierra un enorme poder.
El Caballero se puso de pie y enarboló la espada en la mano contraria a la que portaba la sortija, de inmediato, las grecas de la sortija e reacomodaron y en la hoja del arma apareció en lenguaje antiguo la leyenda: “Deja Que El Honor Sea Tu Escudo, Tu Espada y Tu Manto” , dirigió su mirada al castillo y un fulgor cian rodeo la hoja de la espada, pidió a Etoile que montara su corcel y avisara a Ailza, la princesa de los humanos y a todos los Negiwers de Los Reinos, y se interno en la imponente construcción, espada en mano se dirigió al salón del trono donde estaba seguro encontraría al secuestrado rey. Avanzo dando estocadas a diestra y siniestra, al encontrarse una arpía volando sobre su cabeza Vladieri levito y del arma fulgurante salio despedida una línea de azulado fuego que fue a estrellarse en el pajarraco, un lycan le cerro el paso después y Angelik enterró su arma hasta las brillantes alas de plata de la empuñadura mientras la bestia moría incinerada por la pureza del metal.
Estando a punto de convertir en brocheta a un golem, al mirar sus ojos cayo en la cuenta de que se trataba de Dvorak el pequeño dragón púrpura que Él mismo le había regalado a Etoile unos inviernos atrás, el animalillo se habia camuflado con la forma de esos animales para evitar su acoso.
-Dvorak, llevame ante el rey.
El dragon condujo a Angelik hasta el salon del trono, a los lados del pasillo yacían los cuerpos de los sirvientes atacados por la horda de rufianes.
Llegaron al salon del trono justo a tiempo para ver al rey ser devorado por un muerto viviente, Vladieri se adelanto y corto en trizas al descompuesto ser. En ese instante el orcogrom apareció ante ellos enseñando los dientes con mirada atemorizadora.
–Tu debes ser ese tal An…, Ange…, ¡Angel Kavalier!, ¿verdad?–dijo Randalloc en voz grave y rasposa, con un énfasis que hizo temblar a Dvorak–
Al escuchar estas palabras el fulgor cian alrededor de la espada se transformo en azules llamas que iluminaron por completo el corredor.
–Pensé que los caballeros no usaban magia–comento el orcogrom–
–Mi nombre es Angelik Vladieri inmunda bestia y esto no es magia sino mi propio odio reflejado en la hoja de mi espada, Además el código humano no se aplica a los Negiwers, entes mágicos por naturaleza.
–No quieras engañarme miserable humano, esa raza ha desaparecido de Los Reinos
Los ojos de Angelik tornaron a su color habitual y en su frente brillo azul la antigua letra de la serpiente, símbolo de la comunión entre Negiwers y dragones, de reojo vio como un resplandor mortecino surgía de las sombras.
–El rey esta muerto y tu serás el siguiente maldito Negiwer.
Randalloc se adelanto para tratar de asestar un golpe con su mazo de piedra, pero las palabras de Angelik lo detuvieron.
–Es tarde Randalloc, puedo sentir tu miedo y lo disfruto, recuerda, Quien Vive Sin Justicia Muere Sin Honor.
Al instante 6 filosos floretes negros de acerina y plata sostenidos por caballeros Negiwers de distintas ordenes salidos de las sombras atravesaron el cuerpo del orcogrom inmovilizándolo, acto seguido Angelik enarbolo a Taurom y con un rápido movimiento cortó las 2 cabezas de Randalloc una de las cuales rodó hacia Dvorak quien con renovado valor la engullo de un par de bocados.
–Fue relativamente sencillo con ustedes aquí; gracias Señores, –dijo Vladieri una vez fuera del castillo a los 6 seres que le miraban complacidos–
–El canto de la hermosa Etoile recorrió Los Reinos ayudado por Selune, ello nos puso al tanto de Vuestra encrucijada, mi nombre es Luminus Foncè, caballero de la Mutualidad de la Corona, les propongo buscar a la linda Etoile y celebrar el triunfo con algo de Vino Tinto y Anís, ¿aceptais?...
–SI… –contestaron al unísono los otros seis–
–pongámonos pues en camino.
En el trayecto uno a uno los 7 Caballero se presentaron.
–Yo soy Eterum, de la Sociedad del Trueno.
–Y yo Zactrion, de los Arperos.
–Dactrion, hermano de Zac, tambien soy un Arpero.
–A mi me llaman Gomlord, Caballero de la provincia de Ilsherot.
–Rouge Corven, de la guardia real, enviado por la princesa Ailza.
–Encantado de conocerlos, mi nombre es Angelik Vladieri, Caballero por la Orden de la Rosa; Caballeros, puesto que guardamos una naturaleza distinta a los humanos con los que convivimos en nuestras ordenes y no es justo vivir ocultos de la humanidad he estado pensando y les propongo algo: deslindarse de sus códigos y cobijarse debajo de una misma Cofradía, una cofradía de caballeros Negiwers destinada a proteger este castillo y el Cristal de Sangre, y así, indirectamente evitar un problema mayor para Los Reinos, ¡ Unios caballeros! el mundo nos llamara “La Cofradía De La PrimaSangre”.
Por su gusto Angelik pudiera seguir hablando sin descanso, a no ser por que en esos instantes un cortejo real les daba alcance. Del carro bajó Ailza, una humana como cualquier otra de la realeza, de baja estatura, cabello oscuro, ojos expresivos y cafés, voz dulce y exquisitas formas redondeadas. Con su despectivo porte miro altivamente a la nueva Cofradía llena de vísceras y sangre de orcogrom, sin reparar en sus extrañas pupilas.
–Os felicito Caballeros y les doy las gracias, aunque recordad que es su deber el proteger mi Reino estimados sirvientes, –Y se volvió hacia Vladieri– arrodillaos mi ángel, vos tenéis la dicha de besar mi mano, pues he de decirle que os Amo profundamente.
Dentro de la vaina Taurom comenzó a brillar, Angelik se acomodo sobre una rodilla, y en una fracción de segundo desenfundo su espada, se irguió y con un certero y limpio movimiento atravesó el corazón de la heredera al trono de Los Reinos hasta que la punta de la espada salio por su espalda, extrajo el platino ensangrentado del cuerpo de la princesa que cayo inerte primero sobre sus rodillas y luego sobre su costado.
–No necesito tu favor ni tu gratitud soberbia; Escúchenme cuando les digo Caballeros: Defended a los seres inferiores con humildad, pero si alguien menosprecia su dignidad, ¡Postradlo de Rodillas Convencido por el Filo de Vuestro Sable!...
F I N
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