Cinco años de recordar tus pies fríos, de soledad profunda y de el hastío que reina en la casa de Mayita, de no visitas con enjambres ni peladillas, de ausencia de telefonistas y piquetes de manos; este día hace ya cinco vueltas al sol, estuviste entre mis brazos y te enfriaste de a poco, sin querer tus medicinas, cuando me pediste tu juguito y lo olvidé, nunca más supongo y ahora que lo pienso eres (son) como la Tía Chofi de Sabines.
Media decena de años, de no ir a misas ni a otros entierros, o no aplaudir cuando no es debido, por aquello de las pelusas ¿verdad? Otro aniversario de ni quien se preocupe por las perras ¿cierto?, ni quien congele la comida, 60 meses de sólo recordar el kituii karai, el okane y el monedero escondido en el pecho, 240 semanas de estar más solo que nunca, y de intentar caminar. Todo porque faltas tú, porque faltan ustedes en nuestras vidas, para celebrar este cumpleaños, el de sus ausencias, querida Tía ana, querida abuelita Rita.
|