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En una cálida mañana, Sara, una mujer de 37 años, alta, delgada y con una sonrisa en la cara caminaba junto a su pequeña hija de 5 años. Mientras caminaban por el extenso parque, un hombre salió de entre las sombras que hacían los árboles y tomo de la mano a Vecky, la hija de Sara. Sara corrió tras su hija y el secuestrador, mientras iban camino a un coche negro, otra persona salió de entre los árboles y sujeto a Sara. El segundo secuestrador llevo a Sara hacia el coche, en el cual estaba su hija. El coche avanzo perdiéndose en el trafico. Sergio, el director de una gran empresa, se encontraba trabajando cuando recibió una llamada.
—Sergio tenemos secuestradas a tu hija y esposa, para poder recuperarlas, tienes que dejar un millón de pesos en la vieja fabrica que se encuentra a las afueras de la ciudad, el dinero debe estar para mañana a las seis de la mañana. No lleves acompañantes y no queremos que esto se mantenga anónimo, que se entere la policía.—
la persona tras el otro teléfono corto la comunicación. Sergio no reacciono, por el impacto que había tenido. Dejo el teléfono sobre su escritorio y corrió hacia la planta baja: El estacionamiento. Subió a su auto, brillante como una joya, y comenzó su travesía hacia el banco. Al llegar dejo su auto estacionado y entro al banco. Tras unas horas de tramites y firmar papeles consiguió el dinero y fue a la estación de policías, contó toda la historia a un policía y le remarco algo.
—No quiere que nadie me acompañe, hagan lo que el diga.—
Salió de la estación y fue a su casa a relajarse y tomar un baño. Cuando Sergio despertó, se encontraba en la tina, vio su reloj y eran las tres de la mañana. Salió de la tina, se vistió y bajó las escaleras. Tomo un maletín y metió allí el dinero. Subió a su carro y manejo hasta las afueras de la ciudad. Al llegar a la fabrica salió del coche. La luna esta brillante, más brillante que otros días. Sergio, con su traje negro, entro a la fabrica. Dentro estaba oscuro, lejos de la entrada se encontraba un foco encendido, el cual iluminaba una mesa de madera. Sergio colocó el maletín sobre la mesa y entre las sombras salió una persona: Sara.
—Sal de aquí—
Grito desesperadamente Sara
—Es una trampa—
Sergio se volvió hacia ella y pudo escuchar un sonido de disparo, al instante, Sara cayo al suelo. Corrió hacia el cadáver de su esposa que yacía en el polvoriento suelo. La abrazó por un momento, le dio el ultimo beso y se levantó. Con el corazón adolorido, hablo a la oscuridad.
—Ya di el dinero, ahora devuélvanme a mi hija.—
Las luces se encendieron y Sergio pudo ver al hombre que se encontraba cerca de el apuntándole con un arma, quien le dijo.
—Esta bien, pero nunca dije que las regresaría con vida.—
El hombre hizo una señal y en seguida se escucho un disparo. El hombre volvió a hablar.
—Creo que eso saldara tu deuda.—
Dos hombres tomaron por detrás a Sergio y lo cubrieron de ojos y boca. Cuando amanecía los policías recibieron una llamada.
—Afuera—
Colgaron y un par de policías salieron y vieron a Sergio que se encontraba atado e inconsciente. Frente a el había una nota. Cuando Sergio despertó se encontraba sobre una cama y a lado de el estaba Ramiro, el policía que había hablado con él el día anterior. Lo interrogo por un rato y después le enseño la carta que había recogido, Sergio la leyó en voy alta.
—Queridos policías, les entrego a este mafioso que andaba suelto por ahí. Atentamente, anónimo.—
Sergio explico a Ramiro que era parte de una mafia que se encontraba circulando por la ciudad. Le habían dado un trabajo, transportar drogas a un cliente, pero el chofer del camión se escapo y toda la mercancía fue robada. Su jefe le había dicho que debía pagar por el mal trabajo que había hecho así que tuvo que apagar la mercancía robada. Aunque ganaba mucho dinero no pudo pagar todo así que pagó a la fuerza. Ramiro levantó a Sergio y juntos caminaron hacia las celdas. Mientras caminaban dos policías los vieron y dijeron.
—Estas son las consecuencias de ir por el camino fácil... la perdida total.—
Cuando llegaron a las celdas Sergio entro y vio el lugar donde pasaría un largo rato meditando todo lo que había hecho.

Texto agregado el 15-05-2006, y leído por 98 visitantes. (0 votos)


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