Descendió levemente en el aire y para amortiguar
la caída, en un acto natural, desplegó sus alas.
Estas sustentaron su cuerpo el cual por
instantes, pareció flotar en el vacío; recordó
entonces cómo sus padres batían sus alas cuando
volaban majestuosamente por el cielo e hizo
algo parecido con sus propias alas.
Ante su sorpresa, aquellas le dieron impulso
y sustentación aérea impulsándole a través del
espacio a pleno placer... Estaba volando !!
No podía creerlo, lo había logrado:
Madre tenía razón - meditó con alegría - he sido un
necio, ya era hora de intentarlo, sólo mi temor lo
impedía.
Sus alas habían conquistado un mundo nuevo y
reciente que se abría con esplendor ante sus asombrados
ojos y desbordante corazón. Hasta hubiese podido
cantar de alegría - lo que es muy propio de la aves -
entre aquella enorme sensación de libertad.
Experimentó con sus alas y describió distintas figuras
aéreas trazando elegantes arcos o girando en
espiral ascendiendo o descendiendo en sinusoides
evoluciones. Atravesó los túneles de luz que forman
las ramas de los árboles con los rayos del sol y
sus cambiantes caminos gobernados por los caprichos
de la brisa.
Luego divisó el suelo, allá abajo donde nunca había
estado y que a veces miraba melancólico desde la altura
de su nido. Descendió con rapidez para luego sobrevolar
a muy baja altura un campo de verónicas, las cuales
se sintieron muy molestas con aquello, tanto que una
de ellas, la más distinguida exclamó:
- Vaya mozalbete atrevido !! ¿Cómo osa pasar tan cerca
de nuestras cabezas ?
Mientras tanto, una más refinada, cerraba lentamente
sus bellos ojos azules en un hermoso desdén.
Pero él no escuchaba ni se enteraba de tan aristocráticos
reclamos... sólo sabía volar y explorar lo desconocido.
De pronto descubrió unos seres pequeños, bellos y
asombrosos, que volaban suspendidos en el aire con sus
alas purpúreas salpicadas de lunares de oro que
parecían adorar un dominio de rosas silvestres.
Al acercarse al lugar, huyeron tímidas las mariposas
y sus sentidos sublimaronse bajo la fragancia mágica
de aquellos pétalos nacarados y sonrosados de las
rosas. Y tanto fue el encantamiento que provocaronle
aquellas hermosas flores, que debió sobrevolar varias
veces los entornos de aquella seductora atmósfera.
Más allá, el suelo primaveral habíase tapizado de
verdes hierbas desde donde emergían, cual alboradas,
los soles dorados de las margaritas coronados de
albos e inmaculados pétalos. Todo estaba lleno de
vida en la tierra y hasta en los claros de
las raíces enroscadas de los árboles, abríanse
flores y helechos en espléndida armonía.
Luego, al cambiar el viento su dirección, llegó
hasta su oído una cristalina melodía proveniente
de un lugar cercano. Inmediatamente sus alas juveniles
y curiosas, llevaronle a aquel lugar prodigioso en
música y belleza.. Era un riachuelo que creaba
melodías al golpear su corriente de agua con
piedras cuyas pétreas frentes asomaban en el lecho.
Y aquello le pareció asombroso, pues cada nota
musical después de resonar, estallaba en miles de
gotitas que salpicaban las márgenes del riachuelo
colmando de rocío a los helechos y a sus delicados
frutos silvestres.
Remontó por el aire, río arriba, allí donde las aguas
tornanse más calmas y plácidas, donde habitan los lirios acuáticos cuyos tres pétalos azul malva bailan entrelazados unos a otros, la danza del agua.
Les vio mecerse cadenciosamente con sus tallos sumergidos y sus ojos verdeceos embrujados
por el torrente de música.
Pero también intuía que más allá, en el claro
de las desnudas piedras, donde sólo canta
el viento y las aves de gran altura, podría hallar
igualmente algo interesante, de este modo voló
rasante sobre las cabezas de una familia de lagartos
cuyos padres retozaban sus verdes pieles a los rayos
del sol mientras sus pequeños hijos divertianse jugando
a un extraño combate. Por cierto, todo esto debido a
que a los chicos ya se les había mencionado que ellos
descendían de una raza noble y poderosa que muchos
años atrás había dominado el mundo con gran esplendor.
continuara |