Dulces eran los ojos
con los que a veces te observaba.
Sólo a veces.
En muchos momentos posaba
en ti su melancólica mirada
esperando un solo momento de comprensión
un sólo momento para no perder la razón.
Su boca, era solamente un reflejo
de lo que en su plenitud había sido,
solamente un reflejo de sucio espejo.
En tardes frías y lluviosas pedía,
pedía pequeños momento de amor y compañía.
Y no podía evitar decir que
encantado de compartir ese
pequeño instante de mi corta vida.
Texto agregado el 12-02-2003, y leído por 324
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
13-02-2003
Sí, es eso: suavidad. Un suave abrazo. Gustavo gammboa
13-02-2003
Suaves momentos que se patinan sobre la sabana del tiempo, adelante. gatelgto
12-02-2003
Muy bello y profundo, un saludo, Ana Cecilia. AnaCecilia
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