Tú no lo sabes, porque la mayor parte del tiempo ni yo misma lo sé.
Tampoco lo sabrás, porque es incompatible con tu historia y con la nuestra que has escrito.
Pero yo lo sé, y por hoy, me basta.

Decidí asumir contigo la vida trazada, esperada, confieso que también yo la he anhelado.
Pero hay noches en las que abrazas mi cuerpo, pero te alejas de mi alma.
Hay noches en las que quisiera escaparme y otras en las que solo quiero el refugio de tu amor tradicional y seguro.

Hay mañanas en las que quisiera que mi pie derecho viviera un día totalmente opuesto al del izquierdo. Y al dividirme, viviría ese día con la certeza de que nada sería igual al anterior, que historias y sinfonías inagotables iluminarán cada segundo, que mi piel no conocerá la rutina.
Sentiría en todo mi cuerpo la emoción al vivir.
Y en la noche regresar contigo, sintiéndome en paz, con el alma saciada.
Y tu, sereno, confiado de este amor y esta vida juntos, y mientras disfrutas la luz de mis ojos y mi sonrisa, sabrías que te soy fiel siempre, con todos mis sentidos.

Tal vez por eso leo tanto, hago mías las historias, los amores, las pasiones.
Tal vez por eso discuto, porque en mi cabeza existen otras razones y posibilidades, que se confunden con la reales.
Tal vez por eso lloro sin razón.

No pretendo me comprendas, solo quiero que al tomar mi mano abraces este mundo que vivo; que confíes en el don que tienes y recuerdes que para tenerme de vuelta, solo precisas cariño.
No pretendo más de lo que sé tienes para darme, solo quiero que al tomar mi mano, llevemos juntos este peso de mi alma, porque junto a ti, dolerá menos.