Lo recibí alegre junto al portal de la calle. Él siempre me hacía reír con esos garabatos esbozados por sus ojos. Hoy los labios traían frescuras de sedas y de viajes. Tras el diálogo, comencé a sentirlo otra vez mío, como un irónico mandato de este sino. Acaricié el rubor de sus mejillas expuestas a mis dedos; la calidez que brotaba desde aquella piel; el brillo destellante...
Después, la noche me devoró en innumerables puñaladas solitarias, mientras llorando, sólo aguardaba su llegada...
Texto agregado el 19-12-2003, y leído por 296
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Lectores Opinan
20-12-2003
Me hizo penzar en el regalo de un niño en una canasta, mi hijo gustavo fue el cuarto regalo de una francesa con dos vientnamitas y una mexicana abonada en una caja , mas mi hijo corrido a los 14 años y ella mi amiga lo quiere desde entoences y lo proteje como a otro hijo ese ANGEL SE LLAmA HIVON. gatelgto
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