Hoy nuestra vida es comparable a un circo, en el que los grandes artistas se ganan al público con sus virtudes, y a los que no saben encontrar el camino hacia la magia, se les arroja simplemente a los leones. Aquí, en este espectáculo que es el vivir( o mejor dicho, el sobrevivir) o destacas, o directamente te hundes, porque no hay nada intermedio a lo que aferrarse cuando el miedo te ataca, y estás ante un público que solo espera algo sorprendente de ti.
Se pide una perfección inalcanzable para todo. Y todo este absurdo para conseguir un único fin: que te acepten.
¿Pero porque es tan importante encajar en lo establecido? Llega el momento en el que nos toca elegir una opción: aparentar, o simplemente ser. También podemos alternar ambas opciones, aunque no sería noble por nuestra parte pero... ¿acaso a alguien le importa la nobleza?.
Aún así, estando ante esta cruda realidad, en el día de hoy recordamos a un chiflado Quijote que no quiso encajar en su época, que simplemente fue él mismo, sin aparentar, y que viviendo en pura enajenación no perdió nunca la nobleza de su alma.
Fue ese que estando atrapado en su imaginación se ahorró sentir el dolor del desconsuelo que habitaba a su alrededor, ese que jamás en su delirio toleró injusticia alguna, ni falló a sus principios, ese ser que hizo descubrir a su escudero Sancho la magia oculta que encierran los molinos de viento, ese que se encontró a si mismo en los libros, que se lanzó a la aventura para descubrir la verdad de su vida, que nunca le importó que le llamaran loco por buscar su camino, que defendió el honor de su amada por encima de todo, y que hizo muchos disparates mas, pero sin dejar de ser él: el Hidalgo Don Quijote de la Mancha. En definitiva, al fin y al cabo, fue simplemente ese que deberíamos de ser todos alguna vez en nuestra vida.
Pero hoy, en esta época en la que nos ha tocado vivir y que está tan lejos de la que relataba Cervantes, solo nos queda saber, cuando se termine esta vida de circo, y se cierre el telón, si lo hicimos bien o no según los aplausos que oigamos al perdernos entre bastidores.
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