Trató de sucederse como un ave remontando el vuelo; de atravesar esa espiral de sueños trascendiendo ante sus ojos. Bajo un murmullo inmerso en tácitas palabras, se aferró a la vida pensando sólo en ella, para acrecentar su mundo en un abismo. Fue gladiador; Dios; pájaro; silencio; eternidad; hasta que la brisa del amanecer volvió a nadar sobre su rostro. Desde allí nada fue igual; sólo la angustia peregrina de su alma, en esa búsqueda de una felicidad constante...