Y si Newton tenía razón

Resulta que ayer se me ocurrió suicidarme. Paseaba a Kandisky (un perro amigo) en una de esas tardes ansiosas de fin de semana. Fuimos, como era costumbre, a un sitio eriazo cerca de las vías del tren donde Kandinsky olfateaba en busca de sus “lugares” y yo jugaba a poner pequeños objetos metálicos sobre los rieles para contemplar aquella aplastante transformación que sufrían tras el paso del ferrocarril . Era inevitable observar al coloso embistiendo el aire frente a mí; e inevitable era también imaginar qué pasaría si fuese yo quien se le interponía.
Pero ayer aquello no me pareció divertido y busque en mi RAM varias alternativas al “game over”. Se presentaron ante mí como un menú en la carta de un restaurante: Morir de un auto-atraco, de aburrimiento, de súper héroe. Morir en cámara lenta, en un acuario atestado de medusas. Morir de un estornudo, de smoking, pero morir bien muerto.
Y si Newton tenia razón? Podría lanzarme entonces desde alguna estación espacial, desde una maquina expendedora,desde mi propia cama.
Sentí un fuerte “trak-trak” que desvió mi atención y vi un mar de cuerpos y posturas pasar como un soplo frente a mí. Cuando el tren se alejó recogí mi trofeo. Una llave aplanada y caliente. Kandinsky me observaba como diciendo: -este es un imbècil- Cierto! Pensé. Y así jugando con la llave dentro de mi bolsillo lleve al perro de vuelta a casa.