Juraría que puedo verte mientras espero noticias tuyas,
pedazos de hora que recorro uno a uno mientras me llueve en el sueño,
y despierto con cara de llorar sin cerrar los ojos, o de verte sin estas ganas tuyas,
porque me doy tarde cuenta distintos que somos y trato de sentir cómo me piensas,
con la cabeza llena de las ideas que te recorren el cuerpo si piensas en besarme.

Te aprecio como ajena, te cuido como propia de mis sueños y quimeras,
pero no puedo alcanzarte por ahora, ¿será que la edad marca tanto
por ser tan importante? Es que nuestras vidas no podrán unirse nunca.

Polos, cargas, vidas que transcurren diametrales, eres tan hermosa, que fluyen los arenales rio arriba,
y se funden las rocas con el frío de tus manos,
porque sólo tus labios me son permitidos, y no sé que esperar de tí y todo esto.

Puedo pensarte demasiado sin tomar un sólo trago de saliva,
y se me hinchan las venas del rostro en lo que abro los ojos que te miran,
casi inalcanzable, cómplice de los secretos que nos mantienen unidos.

Y de nuevo marco una distancia, pero no me sabe a suficiente,
trataré de dormir para no pensarte, pero corro el riesgo de que me llueva de nuevo
y despierte mojado de tu cuerpo, mientras a la luz cegadora de la noche,
me mantengo lejos de tu alcance.