- Malos días, ¿cómo amaneció?

- ¡Oh, muy bien, gracias! Usted, ¿Cómo durmió, cómo amaneció?

- ¡Oh! ¡Gracias por preguntar! Bueno, pues yo he dormido acostada de ojos cerrados, con frío y una espina en la cabeza. Además me he dormido con una inquietud y un enojo entre cejas. Eso creo que es la causa de la tristeza que me embarga el día de hoy. Mi día empezó mal, y no creo que termine bien.

- Diantres, es una lástima...

- No mienta, ¿Quiere? Yo sé que le da igual.

- Es cierto, es cierto. Supe que se va a morir.

- Sí. Tengo cáncer a la uña encarnada.

- ¿Es muy doloroso físicamente?

- Digamos que el dolor que me produce saber que esto se acaba es mayor.