debatiéndome

entre el placer de buscarle pulguitas
a mi gato que duerme sobre mi panza
los dos sostenidos por el sol bajo una hamaca

e

invocar a los peores barbitúricos
del lejano oeste para que una úlcera ácida
aqueje al imbécil del profesor
–pelado con implantes que ojalá se los hayan sacado
de un lugar donde le haya dolido/ más preocupado por
el reality show de su cabeza que por dar clases, porque
dice que la teoría aburre, chicos.


debatiéndome

entre las hojas doraditas encorvadas roble,
hilos mandarina entre los dientes
olor a naranjas en la piel de cactus
libro de un porteño acelerado que vomita peces tiburones mojarritas
me hace reír me enoja me gusta

y

entre nunca publiques, Rocío
escribir es pura mierda hedonista,
paja intelectual que si ve la luz encima es exhibicionismo,
y me cago en los seudónimos,
¿a quién le sirve todo este palabrerío? ¿quién quiere tragarse
toda mi leche, mi pus existencial, chuparse mis malos olores?
Onetti se queja de esos intelectuales que apoyan una causa
sólo pa después poder escribir que la apoyan.
“Apoyame eeeesta”, decimos con Lucas que dice Onetti.


acá estoy. debatiéndome.
soy fotógrafa más allá del disparo.
la cámara duerme en casa y yo sigo jugando
con las luces a dibujarle un parche al ojo de Lucas;
a mis dedos les gusta bailar entre los rayos, se hacen los sexys y a veces les sale.
no se mueva o disparo.

acá estoy. debatiéndome.
somos todos farsantes. poetas son otros.
Jessi o Jose, que hacen rimar sus pasos,
que caminan con melodía,
que me acompañan a juntar pastitos, que tienen la ironía más dulce que puedas ver.
voy a hacer un bollo con este papel.