La noche se desborda cuando acaricias.
Mis labios,
derrotados ante los tuyos
piden arrullarte una vez más
antes que rindan las sombras.
Tirito con sólo oírte respirar:
Traviesa inquietud
en tu regazo.
Siento tus dedos recorriendo mi piel
en silencio
como ríos lentos,
al compás de sus aguas;
Aquietados susurros
suaves toques de labios-
Tiemblo entre tus brazos.
Deshojas mi timidez
para hallar en mí
el blando fuego de la pasión.
Me entrego y me quemo
dulcemente en tu fulgor
y callo
junto a las tinieblas
y te canto amor
sin que me oigas.