Solo sé que cuando vi la luz, un calor lleno de amor me protegió
solo sé que esa dulce voz me acariciaba con sus hermosos cánticos
también sé que su sonrisa iluminaba mis días
es sencillo, mi primer palabra fue mamá.

Agradecer todo ese amor gratuito hacia mí es poco, toda esa entrega, esos desvelos, esos regaños, esas lágrimas. Esa mujer tiene una figura frágil, delicada, que paradójicamente esta llena de una fuerza inigualable, esa fuerza que la hizo luchar por mí, luchar para que esa pequeña no se llenara, ni conociera el lado negro de la vida, construyéndole un castillo hermoso a base de sonrisas, de caricias, de alegría, pintándole una vida “rosa”; ocultó al dragón del miedo, del dolor, del odio, de la venganza, de la avaricia, de la lujuria y luchó fieramente en contra de él para que no la invadiera.

Quisiera no sonar trillada, pero al hablar de ella, irremediablemente caigo en palabras repetidas, letras muchas veces escritas, en diferentes épocas, diferentes vidas y es que el ser madre, tiene una sola esencia, aunque cambia el color de piel, la estatura, el color de los ojos ¡Vamos la multiplicidad de las razas!, pero a pesar de las razas, esa palabra, Madre, esas mujeres Madres, tienen una misma mirada, una misma sonrisa, una misma caricia y un infinito amor. Gracias, madre, gracias, madres.

A mi mami Bety