QUÉ ME IMPORTAN A MÍ LOS GRANDES RÍOS...
¿Qué me importan a mí los grandes ríos?:
el Danubio, el Nilo, el Amazonas...
Si en el parque, cuando llueve,
también corren ríos.
Tan pequeños y efímeros
que ni nombre tienen:
¿para qué necesitan nombre?
Pequeños arroyos que la lluvia crea,
con sus afluentes y sus cataratas.
Pequeños y efímeros pasan a mis pies,
después del aguacero,
cuando llueve poco y paseo solo,
siguiendo su curso sin más interés
que ver por su cauce el agua correr.
A veces se desbordan: ¡cómo me gusta...!
Lo inundan todo y forman lagos,
y al final caen en vertiginosa cascada
hacia el interior de una alcantarilla.
Solitariamente camino oliendo a tierra mojada,
y recuerdo que de niño jugaba,
haciendo presas y diques en aquellos
improvisados ríos.
Abría y cerraba las compuertas
con una tabla encontrada por ahí;
y entonces no jugaba solo.
Pero ahora, a mi edad,
¿quién se pondrá a jugar conmigo?
Algunos dirán que se manchan el traje,
a otros les parecerá una tontería,
y a mí mismo me daría vergüenza
que me viesen construyendo
una presa de barro y tablas.
Aunque puede que a todos,
solos, uno a uno,
nos gustase meter de nuevo
las manos en el barro y en el agua
del río que la lluvia crea.
Y tirar piedrecitas planas
al lago formado en el desagüe atascado,
para ver como saltan
sobre la superficie del agua
y, cómo, al final, se hunden.
Y la lluvia cae, como antes caía;
y los ríos son los mismos
y el parque también.
Sin embargo yo no soy el mismo.
Apenas soy ahora un pobre
huérfano de juego e inconsciencia,
que se conforma con recordar solo,
con estar triste a solas,
con ver pasar la vida, vana e inútil,
desde la solitaria orilla…
(J. Martín)
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