Como ser una moneda,
o escapulario bendito,
los dos polos del planeta,
bifurcados los caminos;
un barco con dos veletas,
dualidad hecho capricho.
Amancebados que viven
concubinato secreto,
monstruos dentro del closet
como un rodríguez, casero!,
sin saber por qué se esconde,
la duplicidad del ego.
Cincelando desde adentro,
no se revela el misterio,
entierro al que parece muerto,
aromático sahumerio
que vuela en aire suelto,
el fantasma pejiguero.
Metido en el calabozo,
el que tiene alas propias,
privado vive su gozo,
aunque no sea una mórea,
y se muestra perezoso
como ruedas de una noria.
Decífrate este misterio,
y descubre en mi talante
que en sombras canta el jilguero
al sol que tiene delante,
que le quemaría entero
si de frente le hace el plante!
Del poemario Viviendo en desamor c, 2006
Lourdes e. Moya Díaz |