Desperté perdida en una isla desierta,
mi corazón ya poco decía,
y una tormenta tan negra como el lino se venía..
Aquel marinero garbo y Don Juan,
que yo suponía me quería,
me arrojo a la mar,
yo para el nada valía,
de nada le servía...
Ese vil disfraz no escucho mi llanto,
no vio mi miedo,
no sintió el frió de mis huesos,
y así desperté perdida en una isla desierta...
Pero una voz dijo mi nombre,
más tan débil yo no pude ni verlo,
me llevo en sus brazos,
curo mis heridas,
limpio mi ropa,
y sin yo merecerlo recibí su amor ...
Desperté contenta en una isla desierta,
mi corazón no paraba de cantar,
la tormenta había pasado y todo era paz..
Ya no importa aquel vagabundo Marinero,
Hoy tengo a mi lado un Gran Capitán,
que aun sin merecerlo me llego amar...
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