La conocí un día después de una borrachera, me la presentó un amigo que la conocía hace mucho tiempo y me había hablado de ella.

A primera vista no me impactó mucho su físico, aunque sí su rostro angelical, tal vez por la pinta que tenía ese día, como decía mi amigo “parece una campesina”.

Luego de que me presentaron a las niñas, nos fuimos todos en el carro a desayunar y luego a un club, en el cuál nos dispusimos a entrar a la piscina, al sauna y turco, y así, de charla en charla, fui tomando confianza de la más bonita, la niña más linda y tierna que nunca abría conocido de no haber sido por él, mi amigo.

Como decía, entre chiste y chanza, nos fuimos conociendo y relacionando más y más, como si hubiéramos sido amigos hace mucho tiempo, es más, la niña, es decir, leidy, como no sabía nadar, yo me ofrecí muy amablemente a ayudar a nadar, tomándola por la espalda y así sentir su piel, su cuerpo.

Pasaron dos largos días, hasta que me decidí a llamarla, aunque un poco cobarde y muy tímidamente, lo reconozco, por poco y no soy capaz de hablarle, se me salía el corazón. Hablamos como una hora y así toda la semana, entonces, por fin me decidí a proponerle una cita en un bar que había conocido hace algún tiempo, donde vendían cócteles y por lo cual, es un ambiente propicio para que ocurriera algo más.

Fui a recogerla en la estación del bus, y luego nos dirigimos al dichoso bar. Comenzamos a hablar como dos amigos, hasta que por fin, desocuparon la tan esperada sala para poder estar aún más cerca.

Pasaron las horas y fuimos intimando aún más, hasta que por efecto del alcohol y sobre todo, de las hormonas, me lancé hacia ella como un tigre sobre su presa, para robarle un beso, pero ella me lo negó, corriendo su cara, y lo único que conseguía con ello, era hacerse desear más y más; lo intenté una y otra vez, pero no me fue posible, porque siempre me daba la misma respuesta, en conclusión, no pude lograr mi acometido.

Salimos del bar tomados del brazo, aunque con la desilusión de no haberla besado, y ella con su mirada pícara, sabía que se estaba haciendo desear más, y en el trascurso del camino, de nuevo me dispuse a robarle un beso, ya que las circunstancias en la cuál nos encontrábamos eran precisas para realizarlo, el bus estaba tan lleno que estábamos abrazados y cachete con cachete, pero no, de nuevo me lo negó, aunque alcancé a rozar sus labios con los míos. Seguimos así hasta el final del recorrido, y luego, al llegar a su casa ¡OH SORPRESA! La casa estaba sola, entonces ella sacó sus llaves, abrió la puerta y entramos, me senté en la sala y ella prendió el televisor, yo le dije que no, que era mejor que escucháramos música, aunque no puedo negar que por un momento pasó por mi mente escuchar música en su cuarto, pero no, era muy pronto… se sentó a mi lado y poco a poco fue acercándose a mi, ya que en ese momento me invadieron por completos los nervios y no era capaz de moverme ni un milímetro.

Obviamente que respondería si leidy llegara a hacerme algo, fue entonces, cuando quedamos tan cerca, que me tomó de imprevisto y me besó, ¡QUE DICHA TAN GRANDE LA QUE ME AGOBIA!, pensé yo, fue entonces cuando la empecé a acariciar y a besar apasionadamente, como nunca antes lo había hecho con nadie, en ese preciso instante, cuando la estaba consintiendo, empezó a retorcerse de placer, como cuando se consiente un gato, y por eso, de ahí en adelante le empecé a decir “gatica”.





CONTINUARÁ...