Sentado frente a la ventana miro el mar mientras bebo mi tercera copa de Chivas Regal. La mente comienza a nublarse. Allá abajo, frente al muelle, alcanzo a ver al "Sun Odyssey" con sus 9.6 metros de eslora. Ahora está fondeado, igual que ha permanecido durante los últimos doce meses. Con sus velas plegadas, con su cabina vacía.
Aún percibo algunos colores del amanecer en el cielo, mientras las barcas de los pescadores más retrasados se van perdiendo por el horizonte. Fijo la vista en el blanco casco de la embarcación. Noto que esa franja turquesa que tanto te gusta está perdiendo su brillo original. Tal vez vaya siendo hora de enviarlo al astillero para una renovación. Sí, tal vez, pero...
A mi lado está mi pipa preferida, modelo clay, de origen alemán, quema tabaco Longbottom Leaf y llena de fragancia la habitación profusa de maderas lustrosas y de libros de navegación. Llegan a mi mente bellas palabras del virtuoso Johann Sebastián Bach:
"Cuando agarro mi pipa y la cargo.
Fumo contemplando el paso del tiempo.
Mis pensamientos mientras estoy sentado y fumo
se centran en una imagen triste y gris.
Me enseña que yo soy muy parecido a mi pipa
Como yo, esta pipa tan perfumada quemando
está hecha nada más que de tierra y arcilla.
A la tierra yo también volveré."

Vuelvo a escuchar las mismas palabras, pero ahora en tu voz. Sentados en el sofá azul de la cabina principal del "Sun Odyssey" me lees un libro mientras yo te abrazo. Espera, debo servir una copa más...
Las velas, de tan hinchadas por el viento pareciera que quieren reventar y el barco avanza impetuoso. Va cortando el oleaje y el viento nos golpea para intensificar el disfrute de nuestro momento bajo el cielo azul intenso. Toma el timón mientras inmortalizo la imagen en una fotografía, y beso tus mejillas, y aliso el oro de tus cabellos.
El viento ha cesado, el ancla está echada. Al mar te lanzas y yo voy detrás. Jugamos y reímos en aguas cálidas y cristalinas.

¡Maldito escualo que de mis brazos te arrancó! ¡Mil veces maldito será!

Que si no me hubiera dejado en esta silla de ruedas en su busca hubiera zarpado y al infierno lo hubiera mandado ya. Pero aquí sigo, pero aquí estoy a un año de distancia. Solo, mirando el mar y mirando esa fotografía tuya ante reluciente timón. Espera, debo servir una copa más.





En Cancún, costa mexicana del Caribe.