Apoyando al paisano.
1 de mayo de 2006.
Inevitablemente los mexicanos siempre hemos poseído un gran sentimiento de hermandad entre nosotros, a pesar de las diferencias obvias entre un raramuri y un tenek y su concepción cosmogónica. Grandes esfuerzos se han realizado para dotarnos de un sentimiento de nacionalidad y sus extraños lazos de unión que, aunque invisibles, han tenido éxito. Esta no ha sido solo una labor gubernamental por mantener la concepción del Estado mexicano, mucha culpa la tienen los medios de comunicación (la radio, el cine y la televisión) que a través de la genialidad de compositores musicales, directores de cine, productores y por supuesto de artistas plásticos y actores quienes tuvieron durante casi la totalidad del siglo 20, el campo fértil para sembrarnos el orgullo de ser mexicanos.
No ha sido fácil en ésta tarea la vecindad con los Estados Unidos, quienes en el siglo 19 se aventaron la puntada colonialista, mediante el tratado de Guadalupe Hidalgo, de apropiarse de casi la mitad del territorio mexicano de ésa época. Lo que hoy son: California, Arizona, Nevada, Utah, parte de Colorado, Nuevo México, Wyoming y como punta de lanza el atractivo petrolero de Texas, fueron asimilados con su población original de cien mil mexicanos que en esa época significaban un 4% de la población total huehuenche . No piense que fue gratuito, generosos como son, accedieron a pagar 15 millones de pesos, con un pago inicial de 3 millones comprometiéndose a hacer pagos anuales de otros 3 millones, hasta liquidar la deuda con un atractivo 6% de interés anual, de tal forma que los dos millones, trescientos setenta y ocho mil, quinientos treinta y nueve km.2 les salieron en ¡15 centavos el km.2! en abonos fáciles.
Como postre, se anexaron el territorio de La Mesilla por el cual, a nombre de los americanos, un tal señor Gadsden pagó 10 millones de pesos por 76,845 km.2, o sea 1,301 pesos por km.2. ¿Mejoramos, no? Sepa usted que el vituperado paisano y jarocho presidente de la época Don Antonio López de Santa Ana se apuntó una buena, pues logró conservar el territorio que hoy comprenden los estados de Chihuahua, Sonora y Baja California, los cuáles iban ya en el paquete. Sobra decir que los compatriotas que se quedaron de aquel lado con la promesa de conservar sus tierras y preservar sus derechos fueron objeto de racismo y violencia, restringiendo su derecho al voto y siendo presionados hasta perderlo todo.
Debemos recordar que nuestro territorio fue invadido para forzar éstos acuerdos que en mucho anteceden a situaciones de bastante actualidad por lo que ya no sorprenden los métodos descritos.
Por esto y mucho más es que la lucha de los mexicanos y otras minorías en suelo norteamericano no es solo por el derecho a trabajar. Existe el sentimiento de pertenencia de lo que en otros tiempos no muy lejanos era nuestro, pues ya son más de 11 millones de paisanos que ayudan al vecino a ser una potencia económica, orgullosamente para ellos del primer mundo, viviendo en un territorio arrancado por la fuerza y que hoy, primero de mayo, día del trabajo, ven con horror y no se explican como es que la criada, les ha salido respondona.
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