(Para los que ya lo leyeron, lo tuve que modificar, es sólo una frase, pero que generó discrepancias con ciertas personas cercanas a mí...)

Tú no tienes idea porque tú no eres mujer

¿Que te escuche? Para qué. Todo lo que digas no son más que fundamentos baratos, frases hechas y pensadas idealmente para estúpidas que se tragan todo lo que les dicen. Lo que digas no tiene ningún valor, tus palabras fueron invalidadas por tus antepasados, que jamás cumplieron lo que prometieron.

¿Que te crea? Menos. De ello ni hablar. Creer en tí sería lo mismo que un suicidio asistido. Creer en ti sería peor que creer en tus precesores, quienes no daban aún signos de ser poco leales.

¿Que no me entiendes? ¡Cómo vas a entender! Tú no tienes idea porque tú no eres mujer. No tienes idea de lo que se siente, no has estado jamás en el lugar de alguna. No tienes idea y nunca la vas a tener, por eso no me hables de comprender...

¿Que soy demasiado dura? Nunca es demasiado cuano se trata de defender lo poco de dignidad que nos va quedando. Después de su paso por nuestra Historia, lo menos que podemos hacer es negarles la entrada hasta el final del pasillo. Hasta la sala de estar podríamos soportar, pero no se les ocurra pedir más.

¿Que te hablo desde el rencor? Ahora sí que me pongo de pie. Sepan todos que no hablo desde la ira, el odio o el rencor. Hablo directamente desde la conciencia, marcada por su paso imborrable, esa que nos enseña a aprender de las caídas. Sepa usted, señor lector, que no hablo desde el rencor. Y a ti, si aún no lo entiendes, pues qué lástima, creo que nunca lo vas a entender. Tú no tienes idea porque tú no eres mujer.